Enéada III, 1, 8: A alma, a do universo e a do indivíduo, é a causa distante

Cap. 8, 1-8. A alma, a do universo e a do indivíduo, é a causa distante.
Cap. 8, 8-20. Separada do corpo, a alma é livre; em um corpo, ela não tem mais uma total liberdade, mas sua liberdade varia em função de sua bondade.


8. ¿Y qué otra causa, que no sea ninguna de éstas, podrá dejar nada incausado, con la vigilancia y el cuidado de la sucesión y el orden de los hechos? ¿Qué otra, en verdad, aceptará que seamos algo, sin destruir para ello las predicciones y adivinaciones? Conviene que introduzcamos el alma en las cosas como un principio distinto de ellas; y no se trata sólo del alma del universo, sino, juntamente con ella, del alma individual. Como principio que es, y no pequeño por cierto, el alma debe entrelazar todas las cosas, sin que por ello tenga que haber salido de unas semillas como todo lo demás, dada su condición de causa primera1. Si verdaderamente no dispone de un cuerpo, es entonces la causa más soberana, la más libre e independiente de la causa cósmica; pero, contenida en un cuerpo, pierde ya el señorío de sí misma por estar ordenada a otros seres diferentes de ella. La fortuna enseñorea todo lo que se ofrece a su alrededor, todos los seres en medio de los cuales vino a caer el alma a su llegada a este mundo; el alma, a su vez, actúa unas veces según estos seres, otras, en cambio, los domina y los lleva a donde ella quiere. El alma superior tiene un poder más alto, y el alma inferior un poder menor. El alma sometida al cuerpo se ve precisada a desear, a irritarse, a hacerse humilde en la pobreza, orgullosa en la riqueza y tiránica en el ejercicio del poder. Aquella otra alma que es por naturaleza buena se mantiene firme en las mismas circunstancias y transforma las cosas más de lo que las cosas la transforman a ella; y así, a unas las altera, en tanto a otras las acepta, sin caer por esto en el vicio.


  1. Cf. Platón, Leyes, 897 a.