Enéada IV, 4, 6 — A memória não pertence senão às almas que mudam de lugar e se transformam

6. Podría decirse entonces que sólo cuentan con recuerdos las almas que sufren cambios o modificaciones. Porque es claro que la memoria versa únicamente sobre hechos pasados, pues, ¿de qué habrían de recordarse, las almas que permanecen en un mismo estado? Esta es la cuestión a dilucidar en lo que respecte al alma de los astros y de los demás cuerpos del cielo; y no menos en cuanto al alma del sol o de la luna, o, en fin, en cuanto al alma del universo. Habrá que intentar entrometerse en los recuerdos del mismo Zeus y no estará de más averiguar, al hacer esto, cuáles son los pensamientos y los razonamientos de aquellas almas, caso de que ellas existan.

Mas, si dichas almas no tienen nada que buscar ni les asalte duda de ninguna clase — pues de nada tienen necesidad, ni han de aprender cosa alguna, ya que ello supondría su anterior ignorancia — , ¿qué razonamientos, o qué silogismos, o incluso qué pensamientos podremos atribuirles? Ni sobre las cosas humanas, ni sobre las cosas de la tierra, tienen que ejercitar estas almas sus pensamientos y sus artes; porque, evidentemente, disponen de otros medios para introducir el orden en el universo.