PLATÓN A DIONISIO: Mucho éxito.
He oído decir a Arquedemo1 que, según tú dices, no era yo solo quien debía guardar silencio en lo tocante a tu persona, sino que también mis amigos debían guardarse mucho de decir cualquier cosa que pudiera ser desagradable referente a ti. No exceptuabas de ello más que a Dión. Ahora bien: precisamente esta expresión, «excepto Dión», significa que yo no tengo ninguna influencia sobre mis amigos, pues si yo pudiera cualquier cosa sobre los demás, sobre ti o sobre Dión, se seguiría de ello, lo afirmo así, una mucho mayor abundancia de bienes a todos nosotros y a los demás griegos. Pero lo que actualmente constituye mi fuerza es que yo vivo de acuerdo con mis principios. Te digo esto porque Cratisbolo y Polixeno2 no te han contado nada que sea razonable. Uno de ellos dos pretendía haber oído en Olimpia a un buen número de los que estaban conmigo que te estaban difamando: es posible que él tenga mejor oído que yo. En todo caso, yo, por mi parte, no he oído nada. No hay más que una cosa que hacer, a mi modo de ver, si alguien repite una acusación como esta acerca de uno de nosotros: preguntarme por carta; yo te diré la verdad sin vacilaciones y sin falsas vergüenzas.
Se habla diversas veces de Arquedemo en las Cartas. Era un discípulo de Arquitas, el tirano de Tarento, y parece haber servido con frecuencia de intermediario entre Platón y Dionisio. ↩
Cratistolo nos es desconocido. Polixeno es, sin duda, el famoso sofista, discípulo de Brison de Megara, al que se atribuye la objeción del «tercer hombre» contra la teoría de las Ideas ↩