Igal: Tratado 2,8 (IV, 7, 8) (3) — A alma e o intelecto são anteriores à natureza e ao corpo

Afirman además que el mismo soplo que es primero una naturaleza, queda convertido en un alma cuando se expone al frío y es atrapado por él, volviéndose con ello mucho más sutil. Lo cual resulta absurdo porque muchos animales tienen su origen en el calor y disponen de un alma que no fue dominada por el frío. Para ellos se da, pues, en primer lugar una naturaleza, que luego se convierte en alma por un cúmulo de circunstancias externas. Ocurre, por tanto, que conceden la primacía a lo inferior, colocando antes de la naturaleza otro término que está por debajo de ella y al que llaman disposición. Es claro que la inteligencia ocupa entonces el último lugar, después incluso que el alma. Pero si la inteligencia es anterior a todas las cosas, habrá que poner el alma a continuación de ella, y luego a la naturaleza, colocando, en su orden natural, el término inferior después del superior.

Si para ellos, Dios, como tal inteligencia, es un ser posterior y engendrado, que posee el pensamiento como algo que le viene de fuera, será lícito pensar que ni el alma, ni la inteligencia, ni Dios mismo existen, ya que el ser en potencia ni se produce ni pasa al acto, si no se da antes un ser en acto . Porque, ¿qué es lo que podría llevarle al acto, si no existe otro ser fuera de él y antes que él? Aun en el supuesto de que por sí mismo pasase al acto, lo cual es absurdo, tendría que dirigir su mirada hacia otro ser, que no estaría precisamente en potencia sino en acto.

Sea como quiera, el ser en potencia permanecerá siempre tal cual es y por sí mismo no podrá pasar al acto. El ser en acto será superior al ser en potencia, por constituir el objeto de su deseo. Lo anterior tendrá que ser, por tanto, el ser superior, que cuenta con una naturaleza diferente a la del cuerpo y que, además, está siempre en acto. Así, pues, la inteligencia y el alma han de ser anteriores a la naturaleza, y, sí esto es así, el alma no debe ser considerada ni como un soplo ni como un cuerpo. Por otros se han aducido razones diferentes para mostrar que el alma no es un cuerpo; sin embargo, para nosotros basta con lo dicho.