Enéada V, 9, 7 — O Intelecto, as Formas e as ciências

7. De las ciencias que se dan en el alma razonable unas tienen un objeto sensible — supuesto que a éstas deba llamárselas ciencias y no les convenga ya el nombre de opinión — y, como posteriores a las cosas, son también las imágenes de ellas. Otras, las verdaderas ciencias, tienen un objeto inteligible y vienen de la Inteligencia al alma razonable sin necesidad de pensar nada sensible. Como tales ciencias, son idénticas a las cosas que piensan y tienen en sí mismas su objeto inteligible y el pensamiento de este objeto. Porque la Inteligencia, que permanece siempre interior a sí misma, es idéntica a los seres primeros. Y no se lanza a su objeto como si no lo poseyese o hubiese de adquirirlo, o como sí debiese abrirse paso entre cosas que están fuera de su alcance. Este es, sin duda, el proceder del alma. Mas la Inteligencia permanece inmóvil en sí misma y lo es todo a la vez. No piensa una cosa para que esta cosa exista, porque tampoco cuando piensa en Dios, viene Dios a la existencia, ni cuando piensa en el movimiento, se produce el movimiento. De ahí que no resulte exacto el afirmar que las ideas son pensamientos, si se toma esto en el sentido de que una cosa se produce o existe después que la Inteligencia la ha pensado. Porque el objeto pensado debe ser anterior al pensamiento de él. De otro modo, ¿cómo se le aplicaría el pensar? Pues no es por suerte o al azar como el pensamiento viene a su objeto.