Plutarco

Excertos de Guillermo Fraile, História da Filosofia

PLUTARCO (h.50-125 p. J.C.).—La figura más representativa de la orientación platónico-pitagorizante es quizá Plutarco, natural de Queronea (Beocia). Estudió en Atenas con el egipcio Ammonio. Visitó varias veces Alejandría, Corinto y Roma, donde dio lecciones públicas y fue muy estimado por Trajano, que lo invistió de la dignidad consular. En sus últimos años se retiró a su ciudad natal, donde le fueron conferidos los mayores honores: arconte, epónymos y sacerdote del templo de Apolo en Delfos1.

Plutarco es un escritor fecundísimo y eruditísimo, pero poco ordenado, careciendo de carácter sistemático. Su pensamiento es muy elevado, pero poco original. Profesaba hacia Platón una veneración rayana en fanatismo. Lo cual no impide que dentro de su fondo platónico dé una amplia cabida a elementos pitagóricos, estoicos, aristotélicos y hasta epicúreos, acogiendo incluso mitos religiosos egipcios, persas y caldeos. Se aparta de Platón en puntos importantes, como la pluralidad de mundos.

Su actitud en Filosofía es ligeramente escéptica, acusando un poco el influjo de los académicos. «Es más filosófico abstenerse de todos los problemas oscuros que prestarles asentimiento»2. Presta poca atención a las cuestiones cosmológicas, y se preocupa sobre todo de problemas morales y religiosos, tratando de hacer una teología del paganismo. Escribió dos tratados contra los estoicos (De las contradicciones de los estoicos, De las nociones comunes contra los estoicos) y otro contra los epicúreos (Adversus Colotem), acusándoles de demoler la religión y la moral3. Lo cual no le impide tomar no pocas nociones de ambas escuelas. De los peripatéticos adopta en moral la metriopatía. No hay que extirpar las pasiones, sino esforzarse por regularlas.

Las obras filosóficas de Plutarco, designadas desde el siglo XII con el nombre genérico de Moralia, ejercieron un gran influjo en toda la Edad Media, en el Renacimiento, y en escritores como Corneille, Montaigne, Rousseau, Alfieri, que las llamaba «el libro de los libros». El elenco de Lampria enumera ciento ochenta y siete títulos. Mencionaremos solamente las más importantes: De liberis educandis, Septem sapientium convivium, De Iside et Osiride, De Ei apud Delphos, De Pythiae oraculis, De defectu oraculorum, De virtute morali, De sera numinis vindicta, De genio Socratis, Quaestionum convivalium l.IX, Amatorias, De placitis philosophorum, De facie in orbe lunae, Platonicae quaestiones, De animae procreatione in Timaeo, De stoicorum repugnantiis, De latenter vivendo, Non posse suaviter vivere secundum Epicurum, Adversus Colotem, etc. Muy importantes, aunque de escaso interés para la Filosofía, son sus Vidas paralelas.


  1. De seni resp. ger. 17. 

  2. De primo frig. 23. 

  3. «Existen ciudades salvajes, que no tienen ni leyes civiles ni reyes que las gobiernen. Pero no existe ninguna que no tenga dioses, templos, oraciones, oráculos, sacrificios y ritos expiatorios. Todo esto lo destruye Epicuro» (Adv. Colotem C.33).