Adrasteia

Plotino fala unicamente no Tratado 47, de uma espécie de “retribuição cósmica” da providência, segundo o que se fez no passado determina a sorte no futuro, não sendo por acaso que um homem é escravo, por exemplo. Atos cometidos no passado acarretam que se venha a padecer suas consequências. E conclui: “É por aí que se explica o nome de “Adrasteia”, que nos vem dos deuses, pois a disposição do universo é realmente “adrasteia”, quer dizer justiça verdadeira e sabedoria maravilhosa”.

Brisson e Pradeau esclarecem que Adrasteia é um sobrenome de Nemesis e significa literalmente “Inevitável”. É o único lugar onde é mencionada nos tratados da Enéadas. Platão fala de Adrasteia no mito da reencarnação no Fedro 248c-249b.


No debemos, con todo, desdeñar ese argumento que nos pide miremos a cada ser, no en su situación presente, sino en los períodos anteriores y en su futuro, de modo que establezcamos lo que es justo para cada uno; y así, puede explicarse el cambio en esclavos de los que antes eran señores, si realmente fueron malos señores, porque esto será, al fin, provechoso para ellos mismos, al igual que los que usaron mal de las riquezas se convertirán en pobres, porque el ser pobre no resulta perjudicial para los buenos. Y los que han dado muerte injustamente sufrirán a su vez este castigo, el cual, si es injusto para el que lo realiza, es, en cambio, justo para el que lo sufre. Pues hemos de pensar que el hombre llamado a sufrir el castigo encontrará siempre al hombre adecuado para hacérselo sufrir. No se es esclavo o prisionero de guerra por casualidad, como tampoco se sufren al azar violencias corporales; sino que se habrán hecho realmente en alguna ocasión todas las cosas que ahora se sufren. De este modo, el que ha matado a su madre renacerá mejor para sufrir la muerte a manos de su hijo, y el que ha forzado a una mujer será también mujer para sufrir la misma suerte. De ahí proviene la divina ley de Adrastea; porque este orden es realmente la verdadera Adrastea, la verdadera Justicia y una admirable Sabiduría. Conviene considerar, ante el espectáculo del universo, que el orden que en él existe se extiende hasta las cosas más pequeñas; y es un arte maravilloso, que no sólo se manifiesta en los seres divinos, sino también en aquellos que nosotros desdeñaríamos como poco dignos de la atención de la providencia. Este maravilloso prodigio se realiza en todos los seres, incluso en las plantas con la hermosura de sus frutos y de sus hojas, la gracia de sus flores y su misma ligereza y variedad. Todo lo cual no ha sido hecho de una vez, ni tampoco deja de ser, sino que concuerda con las posiciones de los astros, que no son siempre las mismas. Estos cambios y estas formas no se realizan por mero azar, sino conforme a un patrón hermoso, según conviene que obren los poderes divinos. Porque todo lo divino actúa de acuerdo con su naturaleza, que a su vez depende de su esencia; y es su esencia la que acompaña en sus acciones a la belleza y a la justicia, pues, de otro modo, ¿dónde se encontrarían éstas? (Enéadas III, 2, 13)