Perenialistas René Guénon: Guenon Deus Homo Natura - DEUS HOMO NATURA
Deus - Dios y la Natureza - Naturaleza, considerados así como correlativos o como complementarios (y, bien entendido, es menester no perder de vista lo que hemos dicho al comienzo sobre la manera limitada en que el término «Deus - Dios» debe ser entendido aquí, a fin de evitar, por una parte, todo «panteísmo», y, por otra, toda «asociación» en el sentido de la palabra árabe shirk 1)), aparecen respectivamente como el principio activo y el principio pasivo de la manifestación, o como el «acto» y la «potencia» en el sentido aristotélico de estos dos términos: acto puro y potencia pura en relación a la totalidad de la manifestación universal 2), acto relativo y potencia relativa en todo otro nivel más determinado y más restringido de ésta, es decir, en suma, siempre «esencia» y «substancia» en las diferentes acepciones que hemos explicado en muchas ocasiones. Para marcar este carácter respectivamente activo y pasivo, se emplean también, de una manera equivalente, las expresiones de Natura naturans y Natura naturata 3), en las cuales el término Natura, en lugar de no aplicarse más que al principio pasivo como lo era precedentemente, designa a la vez y simétricamente los dos principios inmediatos del «devenir» 4). Aquí también, nos encontramos con la tradición extremo oriental, según la cual es por el yang y el yin, y por consiguiente por el Cielo y la Tierra, como todos los seres son modificados, y, en el mundo manifestado, la «revolución de los dos principios yin-yang (que corresponde a las acciones y reacciones recíprocas de las influencias celestes y terrestres) gobierna todas las cosas» (Lao Tzu). «Habiéndose diferenciado las dos modalidades del ser (yin-yang) en el Ser primordial (Taiji - Tai-ki), comenzó su revolución, y de ello se siguió la modificación cósmica. El apogeo del yin (condensado en la Tierra), es la pasividad tranquila; el apogeo del yang (condensado en el Cielo), es la actividad fecunda. De la pasividad de la Tierra ofreciéndose al Cielo, de la actividad del Cielo ejerciéndose sobre la Tierra, de ambas nacieron todos los seres. Fuerza invisible, la acción y reacción del binomio Cielo-Tierra produce toda modificación. Comienzo y cesación, plenitud y vacío 5), revoluciones astronómicas (ciclos temporales), fases del Sol (estaciones) y de la Luna, todo esto es producido por esa causa única, que nadie ve, pero que funciona siempre. La vida se desenvuelve hacia una meta, la muerte es un retorno hacia un término. Las génesis y las disoluciones (condensaciones y disipaciones) se suceden sin cesar, sin que se sepa su origen, sin que se vea su término (puesto que el origen y el término están ambos ocultos en el Principio). La acción y la reacción del Cielo y de la Tierra son el único motor de este movimiento» 6), que, a través de la serie indefinida de las modificaciones, conduce a los seres a la «transformación» final 7) que les devuelve al Principio uno del que han salido.
Cristologia Erigena: PERIPHYSEON