Enéada I, 4, 11: A vontade do sábio está voltada para o interior

11 A los que nos digan que ese tal ni siquiera vive, les responderemos que sí, que vive, pero que ellos no se dan cuenta de que ese tal es feliz, como ni de que vive. Y si no se persuaden, les pediremos que partan del supuesto de un hombre vivo y bueno antes de preguntarse si es feliz, en vez de aminorar primero su vida y luego preguntarse si vive una buena vida, en vez de anular primero al hombre y luego preguntarse por la felicidad del hombre, en vez de admitir primero que el virtuoso vive cara a lo interior y luego observarlo en sus actos externos; en una palabra, en vez de buscar en las cosas externas el objeto de su voluntad. Porque la existencia misma de la felicidad sería imposible, si se supone que las cosas externas son objeto de la voluntad y el objeto de la voluntad del virtuoso. Es verdad que él deseará que a todos los hombres les vaya bien y que ningún mal sobrevenga a nadie; pero si sus deseos no se cumplen, así y todo será feliz. Y si se nos dice que tales deseos, si los tuviese, harían de él un iluso, ya que no puede menos de haber males, eso será darnos la razón claramente cuando orientamos la voluntad del virtuoso cara a lo interior.