Enéada I, 4, 5: Os males não põem em causa a felicidade? O lugar do corpo na busca da felicidade

5 Pero ¿qué decir de los dolores, de las enfermedades y de cuanto impide del todo la actividad? ¿Y si ni siquiera está uno consciente? Cosa que bien puede suceder por efecto de drogas o de ciertas enfermedades. En todos estos casos, ¿cómo podrá poseer la buena vida y la felicidad? Dejemos de lado pobrezas y deshonras. Aunque alguien podría objetarnos a la vista de estos males y a la vista, asimismo, de las proverbiales, más que ninguna, desdichas de Príamo. Porque, aun cuando uno sobrelleve estas cosas y las sobrelleve airosamente, al fin y al cabo no eran cosas queridas por su voluntad. Ahora bien, la vida feliz debe ser cosa querida por la voluntad. Negarán, en efecto, que en este caso «hombre bueno» sea igual a «alma buena», sin que se cuente como sumando de su sustancia la naturaleza del cuerpo. Dirán que están dispuestos a aceptar esto mientras el hombre se responsabilice de los padecimientos del cuerpo y haga suyas asimismo las opciones y evitaciones motivadas por el cuerpo. Pero puesto que el placer entra en la cuenta de la vida feliz, ¿cómo puede ser feliz, afligido como está por desdichas y dolores, el hombre a quien sobrevengan estas cosas, aunque sea virtuoso? No. Un estado así podrá ser feliz y autosuficiente para los dioses; pero los hombres, que han asumido un elemento inferior adicional, es menester que busquen la felicidad propia del conjunto resultante, y no la de una parte, ya que, como resultado del mal estado de una de las dos partes, forzosamente se entorpecerá el funcionamiento interno de la otra, de la superior, a causa del mal funcionamiento de la inferior. O si no, habrá que extirpar el cuerpo o la sensación del cuerpo para, de ese modo, buscar la autosuficiencia como medio para poder ser feliz.