Enéada I, 8: Comentários de Jesús Igal

El alma humana, que es bipolar (I 2, 4, 13), se debate entre los dos polos opuestos de la procesión plotiniana: el Bien y el Mal. Del primero, que ha centrado nuestra atención en los dos tratados anteriores (I 6-7), pasamos ahora al segundo. En el presente tratado se trazan, efectivamente, las tres grandes coordenadas de la concepción plotiniana del mal. Frente al dualismo radical, que postula dos principios positivos, uno bueno y otro malo, Plotino identifica el mal con el no-ser. Pero, frente a Aristóteles, este no-ser no es un concomitante accidental de la materia, sino la materia misma constituida en el Mal en sí, a la vez que en el origen primero de todos los males. Con ello, el mal y el origen del mal quedan excluidos, frente al gnosticismo, de la esfera de lo divino. De Platón encontramos dos temas principales: del Teeteto, la necesidad de la existencia del mal junto con la posibilidad para el alma de evitarlo; y del Timeo, el modo de conocerlo por la vía de la negación análogamente a como, según ese diálogo, se conoce el espacio. Cronológicamente, I 8 es uno de los últimos tratados (Vida 6, 18)1.

SINOPSIS

I. PROBLEMAS ACERCA DEL MAL (cap. 1). — 1) naturaleza, 2) origen, 3) dónde y entre quiénes reside, 4) si existe o no, 5) cómo lo conocemos, 6) cómo es contrario al Bien.

II. DÓNDE Y ENTRE QUIÉNES RESIDE (2, 1-3, 12).

1. No entre los dioses, es decir, no en las Hipóstasis divinas (cap. 2),

2. sino entre los no-seres, es decir, en el mundo sensible y en calidad de no-ser (3, 1-12).

III. NATURALEZA DEL MAL PRIMARIO (3, 12-40).

1. Es el no-ser caracterizado por, o mejor, identificado con:

a) la sinmedida, lo ilimitado, informe e indetermi-minado,

b) la penuria absoluta, lo indigente e insaciado,

c) lo absolutamente inestable y omnipasible (3, 12-20).

2. Es el Mal en sí, no un mal inherente a un sujeto distinto (3, 20-34).

3. Es el sustrato que subyace a todas las formas (3, 35-40).

IV. LOS MALES SECUNDARIOS (caps. 4-5).

1. Los cuerpos: son malos en cuanto participantes de la materia; son un mal de segundo orden (4, 1-5).

2. El vicio: el alma ni es mala de suyo ni es mala toda ella; lo es el alma irracional por el vicio; ahora bien, el vicio es un mal secundario: se origina por contacto del alma con la materia y no es un mal absoluto (4, 5-5, 19).

3. Los males externos (enfermedad, fealdad, pobreza): se deben al influjo de la materia (5, 19-26).

4. El hombre: no es malo por sí mismo y puede evadirse de los males (5, 26-34).

V. NECESIDAD DE LA EXISTENCIA DEL MAL (caps. 6-8).

1. Porque tiene que haber un contrario al Bien (cap. 6).

2. Porque el cosmos consta de razón y forzosidad (7, 1-16).

3. Porque tiene que haber un término final en la procesión (7, 16-23).

4. Y este mal primario se identifica con la materia, no con una forma ni con el vicio (cap. 8).

VI. CONOCIMIENTO DEL MAL (cap. 9).

1. El vicio: por confrontación con la norma de virtud; el vicio completo negativamente, abstrayendo de la forma de virtud; el incompleto, en parte positiva y en parte negativamente, como un rostro feo (9, 1-14).

2. La materia: por abstracción total de toda forma con el consiguiente asemejamiento de la mente con la materia, análogamente a como vemos la tiniebla (9, 15-26).

VII. REFUTACIÓN DE TEORÍAS CONTRARIAS (caps. 10-15).

1. La materia carece de cualidad. Luego no es mala. Respuesta: es mala precisamente porque carece de cualidad (cap. 10).

2. El mal es la privación del bien en el alma. Respuesta: el alma no es mala de suyo; luego el mal del alma no es el mal primario (cap. 11).

3. El mal es una privación incompleta de bien en el alma.

Respuesta: será una mezcla de bien y de mal, no el mal primario (cap. 12).

4. El vicio es un mal a modo de impedimento. Respuesta: entonces el vicio será causa de mal, pero no el mal primario, que está por debajo del vicio lo mismo que el Bien está por encima de la virtud (cap. 13).

5. El vicio es una debilidad del alma.

Respuesta: la debilidad del alma se debe a la irrupción de la materia en el terreno de aquélla, paralizando algunas de sus actividades y brindándole con su presencia la ocasión de encarnarse (cap. 14).

6. La materia no existe. Respuesta: cf. II 4 (15, 1-3).

7. El mal no existe.

Respuesta: abolir el mal, equivaldría a abolir el bien, la virtud y el vicio. El mal existe, sólo que encu bierto bajo bellas apariencias (15, 3-28).


    1. Sobre este tratado, véase el penetrante estudio de D. O’Brien, «Plotinus on Evil. A Study of Matter and the Soul in Plotinus’ Conception of Human Evil», en Le Néoplatonisme, París, 1971, págs. 113-146, con abundantísima bibliografía.