Enéada II, 3, 10 — Os astros não produzem senão afecções corporais

10. Si esto es así, hemos de admitir ahora que los astros actúan de signos. Pero no producen todas las cosas, sino tan sólo los propios estados pasivos del universo y cuanto subsiste de ellos sin la presencia viva del alma. Hemos de conceder al alma ciertas cualidades antes de que llegue al nacimiento; porque no podría integrarse en un cuerpo de no estar dispuesta asimismo a un intenso sufrir. Concedamos a la vez que, luego de entrada en el cuerpo, el alma queda sometida a la suerte y al movimiento que rige el universo. E, igualmente, que el movimiento del cielo es concurrente con el del universo y que realiza por sí mismo todo lo que a éste concierne. De tal modo, cada uno de los cuerpos tiene ahí la consideración de parte.