Enéada II, 9, 5 — Contra o desprezo dos gnósticos a respeito dos astros e da terra daqui de baixo

5. Absurdo resulta que estos mismos hombres, que tienen un cuerpo, un alma plena de deseos, de penas y de movimientos coléricos, no menosprecien su propio poder y se crean, en cambio, capaces de alcanzar lo inteligible; y más todavía que, en lo que concierne al sol, su mismo poder se les aparezca menos insensible, y no tan ordenado o alterado como el nuestro; ni siquiera aceptan para el sol la inteligencia, cuando este astro es mejor que nosotros, que acabamos de venir al mundo y nos vemos impedidos por tantas cosas engañosas de dirigimos hacia la verdad. Para los que así razonan, incluso los hombres más viles cuentan con un alma inmortal y divina, en tanto el cielo entero, y todos los astros que se dan en él, carecen de un alma inmortal. Ese cielo, sin embargo, participa de las cosas más hermosas y más puras; y ellos mismos admiran su orden, su buena apariencia y disposición, desdeñando más que nadie la confusión que reina en la tierra. Como si el alma inmortal hubiese escogido adrede el lugar peor y prefiriese ceder el mejor a un alma que es mortal.

Absurdo es también introducir aquí furtivamente esa otra alma compuesta de elementos. Porque, ¿cómo podría tener vida alguna una simple composición de elementos? Una mezcla de elementos produce tan sólo o el calor o el frío, o lo seco o lo húmedo, o una composición de todas estas cosas. ¿Cómo concebir, además, una cohesión de los cuatro elementos, que surge de ellos y a continuación de ellos? ¿Qué puede decirse ya, si otorgan a esta alma la acción de percibir, la voluntad y otras mil cosas por el estilo? Como no conceden valor a la creación y a esta tierra nuestra, invocan para ellos la existencia de una tierra nueva, a la que se dirigirán una vez salidos de este mundo; ahí se encuentra la razón del mundo. ¿Qué podría haber, sin embargo, en el modelo de un mundo que odian? ¿Y de dónde procede este modelo? Según ellos, este modelo es producido luego que su creador se ha inclinado a las cosas de aquí. Pero si el autor de él tiene tanto interés en producir otro mundo luego del mundo inteligible que ya posee — y qué necesidad tendría de él —, y si creó ese modelo antes del mundo sensible, ¿con qué fin lo hizo? ¿Querría tal vez preservar las almas? Más, si las almas no estaban guardadas, el modelo existía sin razón. Y si lo creó después del mundo sensible, tomando la forma del mundo pero desprovista de la materia, bastaba una sola prueba para esas almas que intentasen conservarse en el modelo. Si estiman, por otra parte, que las almas tomaron la forma del mundo, ¿a qué vienen las novedades de lenguaje?