7-Las cosas peores existen precisamente porque existen también cosas mejores. ¿Pues cómo podría existir lo peor sin lo mejor, o lo mejor sin lo peor, en una obra tan variada? De modo que no debe acusarse a lo peor de encontrarse en lo mejor, sino que más bien debe agradecerse que lo mejor haya dado algo de sí mismo a lo peor. Los que desean hacer desaparecer lo peor en el universo no hacen otra cosa que destruir a la misma providencia. Porque. ¿a quién beneficiaría esto? No, desde luego, a la providencia ni a lo mejor, puesto que al nombrar a la providencia de lo alto hacemos referencia a las cosas de aquí abajo. El principio es todo él en uno; todo a la vez se da en él y todas las partes son el todo. De este principio, que permanece inmóvil en sí mismo, proceden los seres particulares; de igual manera que de una raíz fija en si misma procede la planta. Se trata de algo vuelto a la pluralidad y repartido en seres, pero cada uno de los cuales lleva la imagen de su principio. Pues aquí, en efecto, unas partes se dan en otras; unas están cercanas a la raíz, otras se alejan de ella hasta el punto de producir las ramas más altas, los frutos y las flores; algunas permanecen siempre, otras, en cambio, están produciéndose de continuo, con sus frutos y sus flores. Estas últimas encierran en si las razones de las partes superiores, como si quisiesen ser pequeñas plantas; y si les toca perecer, antes de que ello ocurra han dado ya nacimiento a las partes más próximas. En realidad, las partes vacías de ramas se llenan del alimento de la raíz y, una vez concluido su ciclo, sufren modificación en su parte extrema. Dijérase que la modificación viene de la parte vecina de la planta, aunque, verdaderamente y según el principio de ésta, una parte sufre la modificación y otra la produce. Pero este mismo principio aparece como dependiente. Porque si las partes que entrecruzan sus acciones son diferentes y se hallan alejadas de su principio, no por eso dejan de provenir de él; tal sería el caso de unos hermanos semejantes por su origen, que hubiesen de actuar recíprocamente.
Enéada III, 3, 7 — Abolir o inferior seria eliminar as realidades superiores
- MacKenna: Tratado 48,4 (III,3,4) — O estatuto do homem
- MacKenna: Tratado 48,5 (III,3,5) — O estatuto da providência
- MacKenna: Tratado 48,6 (III,3,6) — A arte dos adivinhos
- MacKenna: Tratado 48,7 (III,3,7) — Abolir o inferior seria eliminar as realidades superiores
- Tratado 48 (III, 3) – Da providência (II)