Enéada III, 7, 1 — Introdução

Traduções em Tratado-45

Cap 1: Introdução
linhas 1-6: Diferença entre o preconceito imediato e o conhecimento discursivo do tempo e da eternidade
linhas 7-16: Não é necessário se contentar de repetir os discursos dos antigos sobre o tempo e a eternidade
linhas 16-24: Formulação metodológica: o exame da eternidade deverá preceder o exame do tempo

1. Dícese que la eternidad y el tiempo son dos cosas diferentes, pues la eternidad se da en la naturaleza que permanece siempre, y el tiempo, en cambio, en todo aquello que nace y en nuestro universo sensible. Al hablar así, creemos que espontáneamente y de una vez, por una especie de intuición del pensamiento, nos forjamos de nosotros mismos en nuestras almas una impresión muy clara de estos dos objetos, impresión que repetímos siempre y a propósito de todas las cosas. Por el contrario, si intentamos hacer un examen más detenido y tratar las cosas más de cerca, nos sentimos en la incertidumbre y consideramos las opiniones de los antiguos sobre este particular, las cuales, ciertamente, difieren en cierto sentido, pero son idénticas en otro. Con ello cesamos en nuestra investigación y nos damos ya por satisfechos, si se nos pide que manifestemos cuál es la opinión de aquéllos; ya plenamente complacidos, nos abstenemos entonces de la búsqueda. Parece como si debiéramos pensar que la verdad fue descubierta por algunos de los antiguos y esclarecidos filósofos. Conviene que examinemos, sin embarco, quiénes son sobre todo los que han alcanzado la verdad y cómo podremos llegar nosotros al conocimiento de todo esto.

Convendrá examinar primeramente lo que es la eternidad, en la opinión de los que afirman que difiere del tiempo, porque, sí conocemos la eternidad inmóvil del modelo, conoceremos también, y de modo más claro, su imagen, ya que se dice que el tiempo es una imagen de la eternidad1. Si nos imaginamos lo que es el tiempo antes de haber contemplado la eternidad, podríamos, siguiendo el recuerdo, ir de lo sensible a lo inteligible para representarnos aquello con lo que el tiempo tiene semejanza, si es verdad que el tiempo se parece a la eternidad.


  1. Referencia precisa al Timeo, Tim:37d|37d.