10. Todo lo que como forma existe en el mundo sensible, proviene del mundo inteligible. Todo lo que no es forma, no proviene de él. En el mundo inteligible no hay nada que sea contrario a la naturaleza, lo mismo que en el arte no hay nada contrario al arte, ni en las simientes forma alguna de claudicación. Porque la claudicación unas veces es de nacimiento, por impotencia de la misma razón, y otras, en cambio, es tan sólo accidental, por un daño de la forma. Cualidades y cantidades armónicas, números y magnitudes, generaciones y disposiciones, acciones y pasiones, movimientos y situaciones estables, todo, en fin, y tanto en su conjunto como en detalle, se ordena a la naturaleza en el mundo inteligible. En lugar del tiempo hay que contar con la eternidad. El lugar, en el mundo inteligible, sólo significa interioridad intelectual, ya que, en esa región todo se da a la vez, y lo que se puede percibir es una esencia intelectual. Cada uno de los seres tiene ahí participación en la vida, trátese por ejemplo de lo mismo o de lo otro, del movimiento o del reposo, de lo que se mueve o de lo que está inmóvil, de la sustancia o de la cualidad, siendo como es todo sustancia. Porque cada uno de los seres está en acto y no en potencia; de manera que la cualidad de un ser no aparece nunca separada de su sustancia.
¿Existen solamente en el mundo inteligible los seres que se corresponden con los seres sensibles o se dan todavía otros seres? En primer lugar, convendría examinar los objetos producidos por el arte, porque en esa región el mal no cuenta en absoluto. El mal, en nuestro mundo, proviene de una necesidad, de una privación o de una insuficiencia; es la disposición de una materia o de algo semejante a la materia que no logra alcanzar la forma.