12. No obstante, si en el mundo inteligible se da (una idea) del hombre, también se dará una idea del ser razonable y del creador artístico, y las artes, a su vez, tendrán ahí un lugar, puesto que son producciones de la inteligencia.
Digamos, ante todo, que hay ideas de las cosas universales, no de Sócrates, sino del hombre. Pero, en cuanto al hombre, debemos considerar si hay una idea del hombre individual. La individualidad descansa en el hecho de que los rasgos no son los mismos en uno y otro hombre; así, por ejemplo, uno tiene la nariz chata y otro, en cambio, la tiene aguileña. Por tanto, hemos de considerar estas dos formas de nariz como diferencias que se dan en la especie humana, diferencias que también encontramos en los animales. El grado mayor o menor en que aquéllas se presenten ha de atribuirse a la materia. Del mismo modo, las diferencias en el color de la piel provienen en unos casos de la razón seminal y en otros de la materia y de la diversidad de lugar.