Enéada VI, 6, 4 — Sobre o número inteligível

4. En cuanto a los números, hemos de considerar cómo se dan en lo inteligible: ¿se añaden acaso a las demás formas o quizás las acompañan siempre? Como quiera que el ser es de tal modo que constituye el primer inteligible, tenemos ya dada la noción de unidad. Luego, al tomar en consideración el movimiento y el reposo que provienen de él nos formamos la idea del número tres y, de la misma manera, de cada uno de los-otros números. ¿O es que nosotros nos equivocamos? Una unidad viene engendrada por cada inteligible, o mejor, ya con el primer inteligible, que es el ser, queda puesta la unidad; después, con el siguiente, si es que al menos se da un orden, surgirá el número dos y así para todos los inteligibles que sigan, de tal modo que si hay diez tendremos la década. Puede que no ocurra así y que el número sea pensado como existente en sí; pero, en ese caso, tendríamos que preguntarnos si el número es anterior o posterior a los inteligibles. Al decir Platón que los hombres concibieron la idea del número teniendo en cuenta la sucesión de los días y de las noches y dando así como razón de ellos la alteridad de las cosas, lo que quizás tuvo intención de decir es que el recuento de las cosas produce el número en vista de la alteridad.

Se da esta noción al avanzar el alma de una cosa a otra y precisamente cuando el alma cuenta; o, lo que es lo mismo, cuando el alma recorre las cosas y se dice a sí misma: una cosa, otra cosa, esto es, pensando y diciendo uno para referirse a una misma cosa y no a la que la sigue. Mas, cuando (Platón) afirma que la sustancia se da en el número verdadero y, a la vez, que el número se da en la sustancia, otorga realidad al número tomado en sí mismo; ahora bien, no es en el alma donde sospecha que tiene existencia el número, sino que estima que la idea de éste se despierta en ella por la sucesión de las cosas sensibles.

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