Enéada VI,8,20 — Duas aporias relativas à auto-produção do Bem

Capítulo 20: Discussão das duas aporias relativas à auto-produção do Bem
1-27: Discussão da aporia: se o Bem se produz ele mesmo, não se precede ele mesmo?
28-39: Discussão do sentido da expressão: ele se “comanda a ele mesmo”.


20. ¿Pues qué? ¿No acontece así, diríamos, que ha existido ya antes de nacer? Porque si se produce a sí mismo, no existe en tanto ser producido, pero sí existe como ser productor. Si él mismo es su propio producto, parece que deberá existir antes de sí mismo. Habrá que responder a esto que no cabe tal consideración. La producción del Bien está libre de todo encadenamiento, dado que no apunta a ninguna obra determinada y es ya un acto completo que no cumple cometido alguno. No veamos aquí dos cosas, sino únicamente una sola cosa.

Y que no haya el temor de proponer un acto primero sin referirlo a un ser, ya que se trata aquí de un acto que es sujeto. Porque es claro que hablar de El como un sujeto sin acto sería mentar algo incompleto, incompatible con la noción de principio y de principio perfecto por encima de todas las cosas. Pero, por otra parte, si a ese sujeto se añade el acto, no se le preserva su unidad. Como el acto es ya más perfecto que la esencia y como el Primero de los seres es un ser perfectísimo, necesariamente ha de ser un acto. Al actuar es y no cabe decir que existía antes de nacer, pues cuando actúa está puesto todo él, sin posibilidad de que se dé un momento anterior.

Este acto de que hablamos no es en modo alguno esclavo de la esencia, sino pura libertad. El Uno, por tanto, es por sí mismo lo que es, ya que si hubiese algo que le conservase en el ser no sería el Primero en provenir de sí mismo. Dícese, y con razón, que se contiene a sí mismo, lo que quiere decir que se produce a sí mismo; porque lo que contiene algo según la naturaleza, hace que esto exista desde el principio. Caso de haber un tiempo en el que hubiese comenzado a ser, podría decirse con todo rigor que había tenido un comienzo. Pero ahora convenimos en que es lo que es desde toda la eternidad, con lo que quiere decirse que se hizo a sí mismo y que su acto y su ser son concurrentes. Mejor, su ser y su producción son una misma cosa, que concuerdan en cierto modo con su generación eterna.

Cuando hablamos de un mandarse a sí mismo, podríamos entender realmente dos cosas; jjero, puesto que se trata de un solo ser, se entiende aquí únicamente un ser que manda, prescindiendo de cualquier otra parte suya que obedezca. Mas ¿cómo concebiríamos un ser que manda y que no tiene otro ser que obedezca1? Hablamos en este caso de un ser que manda y que no tiene otro ser que le preceda; pero si no hay otro ser antes que El, es ciertamente el Primer ser, si no por una razón de primacía, sí atendiendo a su soberanía y a su potencia, que son verdaderamente independientes. Rigurosamente hablando, y bajo estos términos, nada resultaría ser dependiente. Este ser a que nos referimos es todo él y por entero independiente. Porque, ¿qué podría haber en él que no fuese él mismo? ¿Qué podríamos encontrar ahí que no estuviese en acto? ¿Hay algo en él que no sea su obra? Pues si así fuese, es claro que ya no sería en absoluto independiente y omnipotente. Ningún señorío ni poder le atribuiríamos y, ciertamente, no manifestaría su potencia sobre algo que no es capaz de producir.