(283a) Eso fue lo que dije, Critón, y tenía concentrada absolutamente toda mi atención en lo que habría de suceder, observando de qué manera particular encararían ellos la cuestión y por dónde comenzarían para persuadir al joven al ejercicio del saber y de la virtud. Comenzó a hablar primero Dionisodoro, el mayor de los dos, y todos dirigimos nuestras miradas hacia él, como si fuésemos a oír en seguida vaya a saber (b) qué maravillosos discursos. Y, precisamente, eso fue lo que sucedió, ya que el hombre inició, Critón, un discurso maravilloso; y vale la pena que escuches qué eficaz era para exhortar a la virtud.
—Dime, Sócrates —comenzó— , y también vosotros todos que afirmáis desear que este joven se convierta en sabio, ¿bromeáis al decir eso o, en verdad, lo deseáis y habláis seriamente?
Me di cuenta entonces que, evidentemente, ellos habían supuesto que nosotros estábamos jugando cuando al principio les pedimos que discurrieran con el joven, y que, por eso mismo, ellos también habían jugado y no habían hablado seriamente; y convencido de ello, insistí con toda vehemencia en que hablábamos realmente en serio.
Dijo entonces Dionisodoro:
—Medita bien, Sócrates, no sea que tengas que negar más adelante lo que ahora dices.
—Lo he meditado —repuse— y no me ha de suceder que llegue a negarlo.
—Y bien —dijo—, ¿insistís en querer que se convierta en sabio?
—Por supuesto.
—Y en este momento —preguntó—, ¿Clinias es sabio o no?
—Por lo menos él dice que no lo es aún, y no es petulante.
(d) —Y vosotros —dijo—, ¿queréis que se convierta en alguien que sabe, que no sea más ignorante?
Admitimos que sí. —Por tanto, queréis que se convierta en lo que no es, y que lo que ahora es no lo sea más. Al escuchar esas palabras quedé desconcertado, y mientras no salía yo de mi turbación, arremetió él diciendo:
—Pero si queréis que no sea más lo que es ahora, ¿qué otra cosa queréis sino, aparentemente, su muerte? ¡Por cierto que son notables amigos y enamorados éstos que más que nada desean la muerte del ser querido1!
La falacia consiste, por un lado, en que se pasa de «no ser algo particular» (ignorante) a «no ser en forma absoluta», es decir, confusión de lo relativo con lo absoluto; por otro lado, en el cambio de significado del verbo «ser», que es usado como cópula junto a «ignorante» y, luego, en forma independiente con significado existencial. ↩