ETD 283e-284e: A intervenção de Ctesipo

(e) Al oír esto, se indignó Ctesipo por su amado y exclamó:

—Extranjero de Turios, si decirlo no fuera más bien una grosería, te replicaría: «¡ojalá que te sucediera a ti!», ya que se te ha ocurrido proferir de mí y los demás semejante mentira —que yo querría que él estuviese muerto—, y cuyo solo enunciado, creo, es por cierto una impiedad.

—Pero, ¿cómo?, Ctesipo — intervino Eutidemo—, ¿crees acaso que es posible mentir?

— ¡Por Zeus que sí!, si no he perdido la cabeza —respondió.

—¿Diciendo la cosa de la que se habla, o no diciéndola? (284a) —Diciéndola —contestó.

—Si uno la dice, ¿no dice ninguna otra de las cosas que son, sino precisamente aquella que dice?

—¿Y cómo podría si no?, repuso Ctesipo.

—Pero la que dice es también una de las cosas que son, distinta de las demás.

—Por supuesto.

—¿Y el que la dice, dice, pues, lo que es?

— ¡Sí!

—Entonces el que dice lo que es y las cosas que son, dice la verdad; de manera que si Dionisodoro dice las cosas que son, está diciendo la verdad1, y a ti no te está diciendo mentira alguna.

(b) —De acuerdo —respondió Ctesipo—; pero sucede, Eutidemo, que quien ha dicho eso, no ha dicho las cosas que son.

Y Eutidemo:

—Pero las cosas que no son — dijo—no existen, ¿no es cierto?

—No existen.

—Entonces, ¿las cosas que no son, no existen en ninguna parte?

—En ninguna parte.

—¿Y es posible, respecto de esas cosas que no son, que alguien realice alguna acción, de modo tal que ellos que están allí o un individuo cualquiera puedan producir esas cosas que no existen en ninguna parte?

—Me parece que no, arguyó Ctesipo.

—Y bien, cuando los oradores dicen algo frente al público, ¿acaso no realizan una acción?

—La realizan —contestó él.

—¿Y si la realizan, entonces producen?

—Claro.

—¿De modo que «decir» es «realizar» y también «producir»?

Admitió que sí.

—Por lo tanto —agregó—, nadie dice las cosas que no son; dicién-dolas, produciría ya algo, y tú has reconocido que es imposible que alguien sea capaz de producir lo que no es; de manera que, según tu misma afirmación, nadie puede decir una mentira, y si es cierto que Dionisodo-ro dice algo, dice la verdad y dice cosas que son.

— ¡Por Zeus que sí!, Eutidemo —contestó Ctesipo—, pero ocurre que él, de algún modo, dice las cosas que son, pero no las dice, sin embargo, tal como efectivamente son.

— ¿Qué estás diciendo, Ctesipo?, intervino Dionisodoro, ¿hay acaso (d) quienes dicen las cosas tal como efectivamente son?

—Claro que los hay —repuso—: las personas de bien y que dicen la verdad.

—Escúchame —agregó—, ¿no es cierto que las cosas buenas son efectivamente un bien y las malas, un mal?

Aceptó.

—Y tú admites que los hombres de bien dicen las cosas tal como efectivamente son?

—Lo admito.

—Entonces las personas de bien, Ctesipo —añadió—, dicen mal2 las cosas malas, si las dicen tal como efectivamente son.

—¡Sí, por Zeus!, así es precisamente —replicó—, por lo menos cuando se refieren a gente mala; y tú, si deseas hacerme caso, procura no ser uno de estos últimos, si no quieres que las personas de bien hablen mal de (e) ti, pues ciertamente las personas de bien hablan mal de los malvados.

—Y también —agregó Eutidemo— hablan en grande de los grandes y calurosamente de los acalorados, ¿no?

—¡Ya lo creo! —apuntó Ctesipo— …y fríamente por lo menos en el caso de los frígidos, así como frío3 consideran su discurrir.

—¡Pero tú me estás ofendiendo, Ctesipo!, exclamó Dionisodoro. ¡Me estás ofendiendo!

— ¡Por Zeus!, Dionisodoro, que yo precisamente no —dijo—, porque te estimo; pero te aconsejo, como ca-marada, e intento persuadirte, que jamás digas tan groseramente en mi presencia que quiero la muerte de aquellos que más aprecio.


  1. La falacia se apoya tanto en la ambigüedad de la expresión légeinti, que significa «decir de algo» como «decir algo», cuanto en ta ónta, que puede corresponder a «lo que es» y «a lo que es verdadero» (sus negaciones, respectivamente, a «lo que no es» y a «lo que es falso»). Proclo, en el Comentario al «Crátilo» de Platón (37, ed. Pasquau) resume bien la posición: «todo enunciado es verdadero, porque el que dice, dice algo (légei ti); el que dice algo, dice lo que es (to ón), y quien dice lo que es, dice verdad». Allí Proclo, como lo había hecho Aristóteles antes, atribuyen esta tesis a Antístenes; sin embargo, Platón la remonta al círculo de Protágoras. De todos modos, la argumentación se hace aquí más densa y técnica, y tiene, indudablemente, un fuerte contenido eleata. 

  2. La expresión griega puede significar tanto «decir o hablar incorrectamente» (así la entiende Dionisodoro), como «decir o hablar mal de» (así la entiende Ctesipo). 

  3. «Insípido». El término griego —que se opone al que acaba de emplear Eutidemo—, es intencionadamente injurioso.