SÓCRATES.—Antes de marchar, dirijamos una plegaria a estos dioses.
FEDRO.—Lo apruebo.
SÓCRATES.—¡Oh Pan amigo y demás divinidades de estas ondas!, dadme la belleza interior del alma y haced que el exterior en mí esté en armonía con esta belleza espiritual. Que el sabio me parezca siempre rico; y que yo posea sólo la riqueza que un hombre sensato puede tener y emplear.
¿Tenemos que hacer algún otro ruego más? Yo no tengo más que pedir.
FEDRO.—Haz los mismos votos por mí; entre amigos todo es común.
SÓCRATES.—Partamos.
(Edición Electrónica de www.philosophia.cl / Escuela de Filosofía Universidad ARCIS)