Aquí tienes, ¡oh Eros!, la mejor y más bella palinodia que he podido cantarte en expiación de mi crimen. Si mi lenguaje ha sido demasiado poético, Fedro es el responsable de tales extravíos. Perdóname por mi primer discurso y recibe éste con indulgencia; echa sobre mí una mirada de benevolencia y benignidad; no me arrebates ni disminuyas en mí, por cólera, este arte de amar, cuyo presente me has hecho tú mismo; concédeme que, ahora más que nunca, esté ciegamente apasionado por la belleza. Si Fedro y yo te hemos ultrajado al principio groseramente, no acuses más que a Lisias, origen de este discurso; haz que renuncie a esas composiciones frívolas; y llámale hacia la filosofía, que su hermano Polemarco ha abrazado ya, con el fin de que su amante, que me escucha, libre de la incertidumbre que ahora le atormenta, pueda consagrar, sin miras secretas, su vida entera al amor dirigido por la filosofía.
[Edición Electrónica de www.philosophia.cl / Escuela de Filosofía Universidad ARCIS]Fedro:257a-257b – Remetimento
- Fedro 242b-259d — Segunda Parte
- Fedro 243e-257b — Segundo discurso de Sócrates
- Fedro 245c-246a — A alma, sua imortalidade
- Fedro 246a-246d — O mito do coche alado
- Fedro 246d-247b — A procissão celeste das almas
- Fedro 247b-247e — O lugar que é acima do céu
- Fedro 248a-248c — Almas não divinas
- Fedro 248c-249b — Destino final das almas
- Fedro 249b-249d — Reminiscência das Ideias
- Fedro 249d-250a — O delírio do amor