Lo que ya debe poner en guardia es la misma expresión: «si alguno le vio, sabe lo que quiero decir», que expresa una experiencia personal con el lenguaje de los misterios. Así dice Pausanias: «Quien ya ha visto una celebración de misterios de Eleusis… sabe lo que digo» (Itin. I, 37, 4), ver Plotins Schriften lbn., Anmerkungen, pp. 378-379, y Arnou, R., Le Désir de Dieu dans la philosophie de Plotin, Roma, 1967, nueva ed., p. 278. Cf. la descripción del ascenso del alma hacia Dios trazada por Filón de Alejandría, en De migr. Abrahami 31, 1, 462-463, y la descripción que igualmente hace Clemente de Alejandría en Strom. V, II, 70-7, 71-1, cuyo contenido resume del siguiente modo al comienzo: «No choca que los misterios entre los helenos comiencen por las purificaciones como, entre los bárbaros, por el baño. Después de él vienen los pequeños misterios que tienen por base la instrucción y preparación para lo que viene después, los grandes, finalmente, sobre la totalidad de las cosas». El mismo Clemente utiliza esta interpretación anagógica para explicar la figura de la entrada del Sumo Sacerdote en el santo de los santos en el Extracto de Teodoto 27, inspirado por Filón, De vita Mosis II, 95-135, y posteriormente seguida por Gregorio de Nyssa, Vida de Moisés 380B-392D (véase Segnard, F., Extraits de Théodote, París, 1948, pp. 113-117 y 220-223). ha descripción que Theón de Esmirna facilita comparando los cinco grados de los misterios con la filosofía (Expositio, proem., Hiller, pp. 14-15) nos coloca en la misma atmósfera e igualmente la más estricta de Olimpiodoro, ln Phaed. (Norvin, pp. 120-122). Pueden verse Magnien, V., Les Mystères d’Éleusis, París, 1950, pp. 155-156; Picavet, F., «Plotin et les mystères d’Éleusis», en RHR 3 (1903), pp. 281-297; Trouillard,)., La Purification plotinienne, París, 1955, pp. 194-200.