Igal: Tratado 2,13 (IV, 7, 13) — Como a alma vem ao corpo?

13. Si los seres inteligibles son seres separados, ¿cómo puede el alma entrar en el cuerpo? Porque todo lo que es sólo inteligencia constituye un ser impasible, que vive entre aquellos seres y sin salir nunca de allí, con una vida puramente intelectual. Para él no se da ni la inclinación ni el deseo. El ser que se añade el deseo por venir después de la inteligencia, sigue adelante con esta adición y procura imponer un orden conforme a lo que ha visto en la inteligencia. Es como si estuviese encinta y sintiese los dolores del parto, por ese su celo de producir y de crear. El alma, ordenada por este esfuerzo hacia lo sensible y elevada con el alma universal sobre todas las cosas, toma con ella el cuidado de los seres exteriores y ejerce así su providencia sobre el universo intentando gobernar a solas una parte de él. Venida a esa parte en la que ella se encuentra, no pertenece por entero al cuerpo sino que conserva algo exterior a él. Su inteligencia, pues, no resulta afectada por el cuerpo, y unas veces la consideraremos en el cuerpo y otras veces fuera de él, dado que, habiendo salido del primer rango camina realmente hacia el tercero, en tanto la Inteligencia sigue siempre en el mismo lugar, llenándolo todo de belleza y de orden por intermedio del alma. Al ser, por tanto, inmortal y disponer de un intermediario inmortal, ella misma tendrá que existir para siempre en un acto que nunca se acaba.