Igal: Tratado 46,1 (I, 4, 1) — A felicidade pertence aos seres vivos outros que o homem?

1. Si identificamos el ser feliz con el buen vivir, ¿haremos con ello partícipes de ambas cosas aun a los demás animales? Porque si les es posible pasar la vida desembarazadamente según su naturaleza, ¿qué impide afirmar que aun ellos vivan una buena vida? Pues tanto si pone uno la buena vida en sentirse a gusto como si la pone en el cumplimiento de la función propia, en ambas hipótesis la buena vida competerá aun a los demás animales. Les será posible, en efecto, sentirse a gusto a la vez que ocupados en la función conforme con su naturaleza, por ejemplo a todas las aves canoras, que se sienten a gusto en lo demás y, en particular, cantando según su naturaleza, y de ese modo llevan la vida que para ellas es ideal. Pues así también, si suponemos que la felicidad se identifica con algún fin que constituya la meta del deseo ínsito en la naturaleza, también en esa hipótesis haríamos a los demás animales partícipes de la felicidad una vez que alcancen su meta. Una vez llegados a ella, la naturaleza que hay en ellos descansa: ya ha recorrido la vida de aquéllos y la ha consumado de principio a fin. Y si alguno se disgusta de que rebajemos la felicidad al nivel de los demás animales so pretexto de que con ello haríamos partícipes de ella aun a los más ruines de ellos y de que haríamos partícipes aun a las plantas, pues que también ellas tienen vida y una vida que se desarrolla hasta alcanzar su fin, en primer lugar, ¿no es verdad que parecerá absurda su negación de que los demás animales vivan una buena vida sólo porque le parecen ser poco estimables? Por otra parte, no es verdad que se vería forzado a conceder a las plantas lo que concede a todos los animales. Porque las plantas carecen de sensación. Pero puede ser que haya alguien que conceda a las plantas la buena vida, toda vez que les concede la vida. Ahora bien, la vida puede ser una buena y otra lo contrarío. Cabe, por ejemplo, aun en las plantas, sentirse bien o no, como también dar frutos o no darlos. Si, pues, el placer fuera el fin y en esto consistiera el buen vivir, andaría desatinado quien rehusara el buen vivir a los demás animales. Y dígase lo mismo si consistiera en la imperturbabilidad, o si se dijera que el buen vivir consiste en vivir en conformidad con la naturaleza.