JÚPITER
Simbolismo
Chevalier & Gheerbrant: Excertos do Dicionário dos Símbolos
1. Dios supremo de los romanos, corresponde al Zeus de los griegos. «Aparece como la divinidad del cielo, de la luz diurna, del tiempo que hace y también del rayo y el trueno… el poder soberano, el presidente del consejo de los dioses, aquel de quien emana toda autoridad». Júpiter simboliza el orden autoritario que se impone desde el exterior. Seguro de su derecho y su poder de decisión, no busca ni el diálogo, ni la persuasión: trona.
2. El Júpiter céltico lleva en la Galia el nombre de Taranis, el tronante (irlandés, galo y bretón taran[n], trueno) y la divinidad se representa la mayoría de veces en la iconografía con la rueda como principal atributo. Mas esta rueda no es el símbolo del rayo como cree la mayor parte de los eruditos modernos; es la rueda cósmica que aparece también junto al druida irlandés Mog_Ruith, servidor de la rueda. El principal aspecto irlandés del Júpiter céltico es sin embargo el Dagda, el dios bueno, poseedor de dos talismanes reales, el caldero de la abundancia y de resurrección, arquetipo precristiano del graal y la maza, que mata por un extremo y resucita por el otro. Ésta corresponde al fulmén de Júpiter y al vajra de Indra. Otros aspectos de Júpiter son: en la Galia Sucellus (el buen golpeador), el dios del mazo; y en Irlanda: Manannan (señor del otro mundo). El Dagda es el padre de Brigite (Minerva), madre de todos los dioses. Es también el padre de Oengus)) (((Apolo, en su aspecto de juventud) por adulterio con su hermana que es la mujer de su hermano Elcmar (umbrío, malvado), dios de la noche. Es también uno de los principales combatientes de la batalla cósmica de Mag_Tuired contra los fomore. Con su hermano Ogme (llamado sin duda también Elcmar) es uno de los dos aspectos de la dualidad soberana representada en la India por Mitra-Varuna. El Dagda es Mitra, dios de la amistad, del contrato y también de la astucia jurídica. La concepción céltica insiste, sin embargo, más en su aspecto de señor de la manifestación que en su aspecto soberano de dios del cielo. Es el dios druida por excelencia, aquel de quien se reclama la clase sacerdotal (los filid dependen sin embargo de Ogmios).
3. a) Por su talla y posición el planeta que lleva el nombre de Júpiter ocupa el lugar central entre los astros que giran alrededor del Sol. Va precedido por Mercurio, Venus, la Tierra, Marte y los asteroides y seguido por el mismo número de cuerpos celestes: Saturno, Urano, Neptuno, Plutón y los planetas transplutónicos, el primero de los cuales algunos llaman ya Minos. Por analogía con este lugar escogido, Júpiter encarna en astrología el principio del equilibrio, la autoridad, el orden, la estabilidad en el progreso, la abundancia y la preservación de la jerarquía establecida. Es el planeta de la legalidad social, la riqueza, el optimismo y la confianza. Los antiguos lo gratificaron con el nombre de gran benéfico. Gobierna en el zodíaco el signo de Sagitario, signo de la justicia, y Piscis, signo de la filantropía. La medicina y la jurisprudencia son sus profesiones privilegiadas. En el organismo humano vela por el funcionamiento de la circulación de la sangre y por el hígado.
b) El más voluminoso de nuestros planetas, que gira sobre su eje vertical con majestad, llevando en su curso el cortejo de sus numerosos satélites, él solo es un espectáculo para el contemplador de la bóveda estrellada. Impone, al igual que Zeus, señor del Olimpo, y no es de extrañar que llamara la atención de los astrólogos, los cuales lo Consideran el gran benéfico. Si Zeus recibe los favores alimenticios de la cabra Amaltea y como atributo el cuerno de la abundancia, si es el soberano ordenador y regulador de los bienes para cada uno de los humanos, Júpiter se encama en la hora crepuscular, cuando el bebé mama la leche materna y aprende a desarrollar y satisfacer sus instintos. Así la condición jupiteriana del ser humano se inscribe a lo largo de una serie continua que acumula las adquisiciones, ventajas, ganancias, beneficios y favores diversos destinados a satisfacer su apetito de consumidor, su instinto de propietario, su instalación terrena, se trate de tener o de ser alguien. El repetido tópico del enriquecimiento vital, inseparable del estado de glotonería, de confianza, de generosidad, de optimismo, de altruismo, de paz y de felicidad, contribuye a alimentar la salud y a madurar la evolución de los seres, hechos para una sociedad de orden y justicia, donde pueda desarrollarse una humanidad mejor, más feliz bajo el régimen y las leyes de los principios morales y donde cada uno pueda acceder más libremente a la plenitud de sus medios así como al dominio de su potencia.