Menon:85b-86c – Interpretação da reminiscência

SÓC. — ¿Qué te parece, Menón? ¿Ha contestado él con alguna opinión que no le sea propia?

MEN. — No, con las suyas.

SÓC. — Y, sin embargo, como dijimos hace poco, antes no sabía.

MEN. — Es verdad.

SÓC. — Estas opiniones, entonces, estaban en él, ¿o no?

MEN. — Sí.

SÓC. — El que no sabe, por lo tanto, acerca de las cosas que no sabe, ¿tiene opiniones verdaderas sobre eso que efectivamente no sabe?

MEN. — Parece.

SÓC. — Y estas opiniones que acaban de despertarse ahora, en él, son como un sueño. Si uno lo siguiera interrogando muchas veces sobre esas mismas cosas, y de maneras diferentes, ten la seguridad de que las acabaría conociendo con exactitud, no menos que cualquier otro.

MEN. — Posiblemente.

SÓC. — Entonces, ¿llegará a conocer sin que nadie le enseñe, sino sólo preguntándole, recuperando él mismo de sí mismo el conocimiento?

MEN. — Sí.

SÓC. — ¿Y este recuperar uno el conocimiento de sí mismo, no es recordar?

MEN. — Por supuesto.

SÓC. — El conocimiento que ahora tiene, ¿no es cierto que o lo adquirió, acaso, alguna vez o siempre lo tuvo?

MEN. — Sí.

SÓC. —Si, pues, siempre lo tuvo, entonces siempre también ha sido un conocedor; y si, en cambio, lo adquirió alguna vez, no será por cierto en esta vida donde lo ha adquirido. ¿O le ha enseñado alguien geometría? Porque éste se ha de comportar de la misma manera con cualquier geometría y con todas las demás disciplinas. ¿Hay, tal vez, alguien que le haya enseñado todo eso? Tú tendrías, naturalmente, que saberlo, puesto que nació en tu casa y en ella se ha criado.

MEN. — Sé muy bien que nadie le ha enseñado nunca.

SÓC. — ¿Tiene o no tiene esas opiniones?

MEN. — Indudablemente las tiene, Sócrates.

SÓC. —Si no las adquirió en esta vida, ¿no es ya evidente que en algún otro tiempo las tenía y las había aprendido?

MEN. — Parece.

SÓC. — ¿Y no es ése, tal vez, el tiempo en que él no era todavía un hombre?

MEN. — Sí.

SÓC. — Si, pues, tanto en el tiempo en que es hombre, como en el que no lo es, hay en él opiniones verdaderas, que, despertadas mediante la interrogación, se convierten en fragmentos de conocimientos, ¿no habrá estado el alma de él, en el tiempo que siempre dura, en posesión del saber. Es evidente, en efecto, que durante el transcurso del tiempo todo lo es y no lo es un ser humano1.

MEN. — Parece.

SÓC. — Por tanto, si siempre la verdad de las cosas está en nuestra alma, ella habrá de ser inmortal. De modo que es necesario que lo que ahora no conozcas —es decir, no recuerdes— te pongas valerosamente a buscarlo y a recodarlo.

MEN. — Me parece que dices bien, Sócrates, aunque no sé por qué.

SÓC. —A mí también me parece, Menón. Aunque en lo referente a los demás aspectos, no insistiría tanto con este discurso; en cambio, creemos que es necesario buscar lo que no se sabe para ser mejores, más esforzados y menos inoperantes que si creyésemos que no conocemos ni somos capaces de encontrar, ni que es necesario buscar. Y por c esto sí estoy plenamente dispuesto a luchar, si puedo, tanto de palabra como de obra.

MEN. — También esto, Sócrates, me parece que lo dices bien.


  1. Adviértase el empleo de las dos expresiones referidas al tiempo: tón aei chrónon (el tiempo que dura siempre) y tón panta chrónon (el transcurso del tiempo todo).