1. Todo lo que acontece y todos los seres se dan ciertamente por alguna causa o sin ella. Podría ocurrir también que hubiese acontecimientos y seres sin causa y otros sujetos a ella, o bien que los acontecimientos todos contasen con una causa, en tanto los seres dispusiesen, unos de causa y otros no, o incluso que ninguno proviniese de causa alguna; en sentido inverso, los seres pudieran tener todos alguna causa, mientras entre los acontecimientos unos contarían con ella y otros no, o bien no la tendría ninguno de ellos. Si nos referimos a las cosas eternas, es claro que no parece posible reducir las primeras a causas, por ser precisamente las primeras cosas; mas, cuantas dependen de éstas, reciben su ser de ellas.
Quien quiera dar razón del acto de un ser tendrá que referirlo a su esencia; porque su esencia es esto mismo: la producción de un determinado acto. En cuanto a los acontecimientos o a los seres que son siempre así, pero que no cumplen un mismo acto, diremos que se deben a causas y no admitiremos que se produzca algo sin causa. No convendrá tomar en consideración declinaciones sin sentido, o un movimiento de los cuerpos acontecido súbitamente, sin que nada le preceda, o una inclinación inconstante del alma sin que ninguna cosa mueva a ésta a hacer lo que antes no hacía. Pues es claro que experimentaría, por esto mismo, una necesidad mayor, ya que no dependería de sí y se encontraría como movida por movimientos involuntarios y sin causa. Porque una de dos, o es movida por el objeto de la voluntad —sea éste externo o interno—, o por el objeto del deseo; ahora bien, si no es movida por el deseo, no tendrá en modo alguno movimiento. Si todo lo que acontece tiene su causa, fácilmente deduciremos en cada caso las causas que son más próximas, elevándonos por éstas a (las más lejanas); y así, me dirijo a la plaza pública pensando que me será posible ver a alguien, o bien que podré resarcirme de una deuda y, en general, escoger una u otra cosa, o cumplir uno u otro deseo, lo cual quiere decir que me ha parecido conveniente realizar tal acto.
Algunos acontecimientos nos hacen pensar en las artes; por ejemplo, (la causa) del restablecimiento de la salud es la medicina y el médico; y la causa del enriquecimiento puede ser el descubrimiento de un tesoro, o un legado, o las ganancias derivadas del trabajo o de una profesión. También la causa del hijo es el padre, junto con las demás circunstancias externas concurrentes a la procreación: así, una determinada alimentación y, un poco después, el contar con la aptitud para la generación y con una mujer adecuada para ella. Todas estas cosas se refieren en general a la naturaleza.