Sócrates. De ninguna manera, mientras yo sea quien soy. Es cierto, por lo menos, que si yo fuese un disputador o se encontrase aquí alguno, me miraría y mediría, con el mayor cuidado, de las palabras de que me sirvo. Pero, puesto que nosotros somos unos pobres discursistas, ¿quieres que me atreva a explicarte lo que es saber? Creo que esto nos permitiría avanzar algún tanto.
Teetetes. Atrévete, ¡por Zeus! Te perdonaremos fácilmente que te sirvas de estas expresiones.
Sócrates. ¿Has oído cómo se define hoy día el saber?
Teetetes. Quizá, pero no me acuerdo en este momento.
Sócrates. Se dice que saber es tener ciencia.
Teetetes. Es cierto.
Sócrates. Para nuestro gobierno, hagamos un ligero cambio en esta definición, y digamos que es poseer la ciencia.
Teetetes. ¿Qué diferencia encuentras entre lo uno y lo otro?
Sócrates. Quizá no hay ninguna. Escucha, sin embargo, y juzga conmigo la que yo creo que hay.
Teetetes. Si es que soy capaz.
Sócrates. Me parece que poseer no es lo mismo que tener. Por ejemplo, si habiendo comprado alguno un traje y siendo dueño de él, no lo usa, no diremos que lo tiene, sino solamente que lo posee.
Teetetes. Es verdad.
Sócrates. Mira si, con relación a la ciencia, es posible que se la posea sin tenerla; sucede lo mismo que, si habiendo cogido en la caza aves salvajes, como palomas bravías u otra especie semejante, se las encerrase en un palomar que se tuviese en casa. En efecto, diríamos que, en cierto concepto, se tienen siempre estas palomas, porque es uno poseedor de ellas. ¿No es así?
Teetetes. Sí.
Sócrates. Y en otro concepto, que no se tiene ninguna, pero que, como se las tiene encerradas en un recinto de que es uno dueño, se puede coger o tener la que se quiera y siempre que se quiera y, en seguida, soltarla; lo cual se puede repetir cuantas veces a uno se le antoje.
Teetetes. Es cierto.
Sócrates. Lo mismo que supusimos antes, en las almas, aquello que las planchas de cera, formemos ahora, en cada alma, una especie de palomar de toda clase de aves, éstas que viven en bandadas y separadas de las otras, aquéllas reunidas también, pero en pequeños bandos, y otras solitarias y volando a la aventura entre los demás.
Teetetes. Ya esta formado el palomar. ¿Adónde quiere ir ahora?
Sócrates. En la infancia, es preciso considerarlo como vacío y, en lugar de pájaros, imaginarse ciencias. Cuando uno, dueño y poseedor de una ciencia, la ha encerrado en este recinto, puede decirse que la ha cogido y que ha encontrado la cosa, de que es la ciencia, y que esto es saber.
Teetetes. Sea así.