Plotino – Tratado 23,1 (VI, 5, 1) — Temos todos a noção de um deus que está por toda parte presente

Míguez

1. Dícese que lo que es uno e idéntico en cuanto al número y que se da a la vez y por entero en todas las cosas, constituye una noción común. Por otra parte, todos los hombres son llevados a afirmar de manera natural que el dios que se encuentra en cada uno de nosotros es un solo y mismo ser. Si no se les preguntase cómo lo ven ellos presente y si no se desease someter la opinión de éstos al dominio de la razón, se limitarían a formular esa afirmación y detendrían en ella su pensamiento. Descansando en la idea de un ser uno e idéntico, no querrían separarse en modo alguno de esta unidad.

Es éste el principio más firme de todos. Así lo denominan nuestras almas sin tener que hacer una recapitulación de condiciones particulares, ya que ese principio es anterior a todas ellas. Incluso es anterior al principio que dice que todas las cosas tienden al bien. Su verdad se apoya en el hecho de que todas las cosas aspiran a la unidad, son realmente una unidad y sienten además el deseo de serlo. Porque esta unidad, en cuanto le es posible, avanza hacia seres diferentes, parece presentarse como una multiplicidad y lo es también en cierto modo.

La antigua naturaleza y el deseo del bien o, lo que es igual, de sí mismo, llevan verdaderamente hacia la unidad. Toda naturaleza tiende a la unidad, esto es, a sí misma. El bien, para una naturaleza, es encontrarse en sí misma y ser a la vez ella misma, porque en esto consiste la unidad. Dícese justamente que el bien es lo propio de cada cosa; por tanto, no conviene que lo busque fuera de sí. Pues, ciertamente, ¿dónde podría encontrar su bien sí cayese fuera de su ser? ¿Cómo, además, podría hallar su bien en lo que no es? Está claro que ese bien se da en lo que es y no en lo que no es. Si el bien es el ser y se da en el ser, cada ser lo posee en sí mismo. He aquí que no estamos separados del ser, sino que nos encontramos en él; y él a su vez no se halla separado de nosotros, porque todos los seres constituyen un solo ser 1.

Bouillet

Guthrie

MacKenna

  1. Plotino recoge de manera precisa en este tratado una “noción común” aireada por los estoicos: la creencia espontánea y natural del hombre en un dios que se da en cada uno de nosotros. Con esto se afirma una vez más la unidad de todo, aunque los rumbos plotinianos sean de clara exigencia espiritualista.[]
  2. Ce passage de Plotin est cité par le P. Thomassin (Dogmata theologica, t. I, p. 2), qui le rapproche de passages analogues de Cicéron (Tusculanes, I, 16 ; De la Nature des Dieux, I,1), de Maxime de Tyr (Dissertation xvii, § 5) et de Simplicius (Commentaire sur Épictète, xxxi). On trouve aussi la même idée exprimée de la même manière dans un grand nombre d’auteurs chrétiens. Nous nous bornerons à citer ces lignes de saint Augustin : « Hœc est enim vis verœ divinitatis, ut creaturae rationali jam ratione utenti non omnino ac penitus possit abscondi. Exceptis enim paucis in quibus natura nimium depravata est, universum genus humanum Deum mundi hujus fatetur auctorem. » (Tractatus in Joannem.) []
  3. Nous ajoutons la négation avec Ficin.[]
  4. Il s’agit ici de l’unité de l’Essence intelligible, et non de l’Un en soi. []
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