Plotino – Tratado 44,12 (VI, 3, 12) — O discurso pertence não à quantidade, mas ao movimento

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12 Hay que permitir, por tanto, que haya contrarios en la cuantidad. Porque cuando decimos «grande» y cuando decimos «pequeño», dichos conceptos admiten la existencia de contrarios, puesto que forman representaciones contrarias, lo mismo que cuando decimos «muchos» y «pocos». De «muchos» y «pocos» hay que hablar, efectivamente, en términos paralelos. Se dice que los que están en una casa son «muchos» en vez de «más que»; ahora bien, «más que» dice relación. Y también se dice «pocos en el teatro» en vez de «menos que». Y, en general, «muchos» debe querer decir una gran multitud numérica (pero multitud ¿cómo puede ser del número de los relativos?), y eso es lo mismo que «aumento de número»; lo contrario es «disminución». Dígase lo mismo de la cuantidad continua, cuando el pensamiento prolonga a lo lejos la continuidad. Hay, pues, cuantidad cuando la unidad o el punto progresan. Pero cuando el uno y el otro se detienen pronto, lo uno es «poco» y lo otro «pequeño». Pero si el avance progresivo no cesa pronto, lo uno es «mucho» y lo otro «grande».

—¿Cuál es, entonces, el límite?

—¿Y cuál es el límite de lo bello? ¿Cuál el de lo caliente? También aquí se da «más caliente». Pero se dice «más caliente» en comparación con algo; caliente sin más es cualidad. Y, en general, como hay una Forma de Belleza, así también hay una Forma de Magnitud, participando en la cual, se origina lo grande, como participando en la Belleza, se origina lo bello. Hay contrarios, por tanto, en la cuantidad bajo este aspecto; porque bajo el aspecto de lugar, ya no los hay, dado que el lugar no pertenece a la cuantidad. Y es que aunque el lugar perteneciera a la cuantidad, «arriba» no sería contrario a nada, pues no hay «abajo» en el universo. Cuando se dice «arriba» o «abajo» de las cosas particulares, eso no significa otra cosa que «más arriba» o «más abajo», y es como «a la derecha» o «a la izquierda». Ahora bien, éstos son términos relativos. La sílaba y la palabra son cuantos y subyacen a la cuantidad, pero por accidente. La voz es, efectivamente, cuanta, pero en sí misma es un movimiento. Hay que referirla, pues, al movimiento, lo mismo que la acción.

Bouillet

Guthrie

MacKenna

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