Plotino – Tratado 44,16 (VI, 3, 16) — O que a qualidade é: uma “razão” (logos)

Igal

16 Ahora bien, cada razón considerada aparte de los restantes accesorios de la supuesta sustancia es significativa de la cualidad inherente a los sensibles, no de su quididad, ni de su cuantidad ni de su movimiento, sino de un carácter; y es denotativa de su talidad y de su cualidad, como por ejemplo, de la belleza o fealdad que hay en un cuerpo. Porque la belleza de acá y la de allá son la misma sólo de nombre; luego también la cualidad. La negrura y la blancura de acá son, en efecto, distintas de las de allá. Pero la cualidad que hay en el germen y en la razón seminal ¿es la misma que la sensible o sólo del mismo nombre? ¿Y hay que asignarla a las cosas de allá o a las de acá? ¿Y la fealdad del alma? (Porque que la belleza del alma es distinta de la de acá, ya está claro). Pero si aun la virtud se incluye en este tipo de cualidad, ¿se encuentra entre las cualidades de acá?

—Según, unas hay que incluirlas entre las cualidades de acá y otras entre las de allá. En efecto, también sobre las artes se podría discutir si, siendo como son razones, se cuentan entre las cualidades de acá. Porque aunque sean razones en la materia, la materia para ellas es el alma. Pero cuando están asociadas a la materia, en cierto modo están acá, por ejemplo, la citarística, porque tiene que ver con las cuerdas y porque el canto, voz sensible, es en cierto modo una parte del arte. A no ser que uno las considere actividades, y no partes, en todo caso son actividades sensibles. Porque también la belleza que hay en un cuerpo es incorporal, y sin embargo, siendo sensible, la hemos asignado a las cosas anejas al cuerpo y del cuerpo. Hay que distinguir dos clases de geometría y de aritmética: la que se ocupa de cosas de acá hay que incluirla en la cualidad de acá, y la que es una ocupación del alma misma dirigida a lo inteligible, hay que incluirla en lo inteligible. Asimismo, Platón distingue dos clases de música y de astronomía. Por lo tanto, las artes que se ocupan de los cuerpos y que se valen de instrumentos sensibles y de la sensación, si bien son disposiciones del alma, pero como son disposiciones del alma inclinándose hacia abajo, hay que incluirlas entre las cualidades de acá. Pues así también, nada impide colocar también acá las virtudes prácticas, las que con su modo de obrar aseguran un comportamiento cívico, es decir, todas las que no separan el alma del cuerpo elevándola a lo transcendente, sino que realizan acciones nobles considerándolas como algo preferente, no como algo necesario. Y por tanto, también la belleza que hay en la razón seminal, y con mucha mayor razón la negrura y la blancura, se incluyen entre las cualidades de acá.

—Entonces, la parte correspondiente del alma en la que residen estas razones ¿también la incluiremos en la sustancia sensible?

—No. Ni siquiera las cosas anteriores dijimos que fueran cuerpos, sino que, como las razones son actividades relacionadas con el cuerpo y del cuerpo, por eso las incluimos entre las cualidades de acá. Pero, por otra parte, puesto que concebíamos como sustancia sensible el compuesto de todos los componentes enumerados, de ningún modo incluiremos en ella ninguna sustancia incorpórea. En cambio, las cualidades, pese a que decimos que son todas incorpóreas, pero como son afecciones en el alma inclinadas a lo de acá y razones de un alma particular, las hemos incluido en la sustancia sensible. Porque como la afección está repartida entre dos cosas, entre el objeto en que actúa y el sujeto en que reside, que es el alma, por eso la hemos identificados con una cualidad que es incorpórea, pero que actúa en el cuerpo. El alma, en cambio, ya no la identificamos con la sustancia sensible, aunque hayamos identificado su afección relativa al cuerpo con una cualidad, sino que, como la concebimos exenta de afecciones y razones, la hemos devuelto al origen de donde procede, sin dejar acá ninguna sustancia que de alguna manera sea inteligible.

Bouillet

Guthrie

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