Aristóteles había rechazado la Idea del Bien de la República de Platón, no viendo en ella más que un concepto supuestamente unívoco y un universal arbitrariamente hipostatizado (Ét. Nic. 1096 a 11-1097 a 13). Pero él mismo había admitido la existencia de un Bien real y transcendente, Dios, como fundamento último de la actividad inmanente del alma y del orden inmanente del cosmos. Sólo que él concebía a Dios como Ser supremo e Inteligencia suprema. Partiendo de presupuestos comunes al platonismo y al aristotelismo, Plotino contraataca a Aristóteles y reivindica el Bien omnitranscendente de Platón arguyendo, en parte ad hominem, que el Bien primario, como principio de toda actividad, debe estar más allá de la inteligencia, aun de la Inteligencia transcendente, y, como fundamento de todos los Seres, debe estar más allá de todos los seres, aun de los seres transcendentes. A continuación establece una escala de bienes análoga a la de bellezas de I 6, y concluye con una valoración de la vida y de la muerte. Cronológicamente, I 7 es el último tratado (Vida 6, 24). La breve meditación del capítulo final, escrita bajo los efectos de la enfermedad que pronto lo llevaría al sepulcro, cobra así un acento emocionado de adiós a la vida, o mejor, de saludo de bienvenida a la vida que aguarda al alma pura después de la muerte1.
SINOPSIS
I. PRESUPUESTOS COMUNES (1, 1-7).
1. El bien de cada ser es su actividad específica natural; y, si consta de varios elementos, la del elemento mejor (1, 1-4).
2. El alma, cuando es perfecta, centra su actividad en el Bien absoluto (1, 4-7).
II. EL BIEN PRIMARIO (1, 7-28).
1. Está más allá de la Inteligencia (1, 7-20): (a) como principio inmoble de toda actividad, es el Bien por sí sólo (1, 7-19); (b) estando más allá de la Esencia, también estará más allá de la Inteligencia (1, 19-20).
2. Está más allá de todos los seres (1, 20-28): como objeto del deseo de todos los seres, todos dependen de él, suspendidos de él como el círculo lo está del centro o como la luz lo está del sol.
III. LOS DEMÁS BIENES (cap. 2).
1. Todas las cosas participan del Bien en diverso grado y por diverso título: las inanimadas, por el alma; ésta, por la Inteligencia, y todas, por un mínimum de unidad, ser y forma (2, 1-6).
2. El Alma intelectiva participa por mediación de la Inteligencia; ésta, sin intermediarios; los seres vivos, por la vida; los inteligentes, por su inteligencia, y los vivos e inteligentes, por ambas cosas (2, 6-11).
IV. VALORACIÓN DE LA VIDA Y DE LA MUERTE (cap. 3).
1. La vida del malvado es una vida dimidiada (3, 1-3).
2. La muerte no es un mal en sí misma e, indirectamente, es un bien porque depara al alma pura una vida pujante y reintegrada (3, 3-14).
3. De suyo la vida de acá es un mal; lo que tiene de bien, se lo debe a la virtud (3, 14-22).
En la lista cronológica (Vida 6, 24), I 7 lleva por título Sobre la felicidad; pero, en la sistemática (Vida 24, 30), Porfirio lo intitula Del Bien primario y de los otros bienes, que, además de ajustarse mejor al contenido, evita la confusión con I 4. Hay versión española, con introd. y notas, por M.a del C. Fernandez Llorens, en Perficit, 2a ser., 9 (1978), 3642. ↩