Hierocles de Alexandria

Hierocles de Alejandría (s. V).—Discípulo de Plutarco en Atenas. Sucedió a Olimpiodoro y enseñó hacia el año 420. Fue pagano, pero revela influencias cristianas. Se conserva su comentario a los Versos áureos y fragmentos de su tratado Sobre la providencia y el destino y la conciliación entre la libertad de nuestros actos y el gobierno divino, que conocemos por extractos de Focio Hierocles prescinde de las complicaciones introducidas por los neoplatónicos y se atiene a un esquema general más conforme con el tradicional. Hay tres planos de realidad, el supremo, Dios; el segundo, integrado por ángeles, demonios y genios, y el inferior, correspondiente al mundo sensible. La diferencia entre Dios y los seres del mundo intermedio consiste en que Dios piensa siempre, los dioses piensan siempre en el Dios supremo, mientras que los demonios, los genios y las almas humanas sólo piensan en El a intervalos. No admite más que un Demiurgo, creador del mundo de la nada, desde toda la eternidad, por un acto de su voluntad libre. Le preocupan sobre todo dos problemas, el de la providencia y el de la naturaleza del alma. Trata de conciliar la libertad humana con el supremo dominio de Dios, y aunque admite el Destino, al cual hay que someterse en cuanto que rige el orden universal, no lo entiende a la manera de un deter-minismo mecánico, sino en cuanto a la necesidad de las consecuencias de los actos libres del hombre tal como han sido previstos por Dios. La providencia de Dios no anula la libertad del hombre. En su comentario a los Versos áureos enseña la inmortalidad del alma y la transmigración, y formula hermosas máximas de vida moral. Tuvo por discípulos a Eneas de Gaza (s. V), autor del diálogo Teofrasto; a Zacarías de Mitilene (s.v), que escribió otro diálogo titulado Ammonio, y a Theosebios (s. V).

,