Enéada IV, 9, 5 — A alma é uma realidade única

5. Pero, ¿cómo una sustancia única puede encontrarse en muchas otras? Porque, o bien se encuentra toda ella en todas las demás sustancias, o permaneciendo en su lugar, y sin dejar de ser una misma, da origen a toda la multiplicidad de los seres. Convengamos en que se trata de una sustancia única, a la cual se reducen todas las demás; de modo que es ella la que se da a las otras sustancias, sin que éstas tengan que devolverle nada. Basta, pues, con que se ofrezca a las demás sustancias, aunque continúe permaneciendo en su lugar y como tal sustancia única. Porque es lo cierto que penetra a la vez en todas las cosas y no se la puede separar de ninguna. Y es, por tanto, un mismo ser radicado en muchos otros.

Pero que nadie se asombre de esto. Porque la ciencia total tiene también sus partes, lo que no obsta para que permanezca tal cual aunque esas mismas partes se deriven de ella. Y en cuanto a la razón seminal, constituye un todo del que provienen las distintas partes en que por naturaleza se diversifica; ello, claro es, aunque cada razón subsista como un todo y no se vea disminuida en nada. Pero es la materia la que divide y todas sus partes componen un solo ser. Sin embargo, podría argüirse, en una ciencia la parte no constituye el todo. Y, en efecto, se tiene siempre a mano esa parte de la ciencia de la que hay necesidad, parte que se sitúa en primera fila para que vengan a continuación esas otras partes que ella mantenía ocultas y en potencia. No hay duda, pues, de que toda la ciencia se encuentra en aquella parte.

Así se habla, tal vez, en la ciencia del todo y de la parte. Ahora bien, en la ciencia del mundo inteligible todo se encuentra al mismo tiempo en acto; todo está dispuesto, pues, para que cumpláis vuestros deseos, porque en cada parte se ha visto realizado el todo, y la parte, a su vez, ha sacado fuerzas de su vecindad con él. No podemos creer que un teorema de una ciencia permanezca aislado de los demás; ya que, si así fuese, no tendría valor técnico ni científico y habría que considerarlo como las palabras de un niño. Si de verdad posee valor científico, contendrá en potencia todos los demás teoremas, pues el hombre que sabe introduce en él todos los otros a manera de consecuencia. Esto es lo que hace el geómetra en el análisis, donde muestra que un teorema contiene todos los demás por los que se verifica el análisis, así como aquellos otros que son su consecuencia y que provienen de él.

Si todo esto resulta increíble para nosotros, atribuyámoslo a nuestra debilidad y a la sombra que origina nuestro cuerpo. Pero en el mundo inteligible todas y cada una de las cosas aparecen radiantes de luz.