Enéada III, 6, 17 — Sequência do exame da grandeza material

Traduções em Tratado-26

Capítulo 17: Sequência do exame da grandeza material
1-10: A dimensão em si é animada do desejo de ser ela mesma, quer dizer grande. O sensível e a matéria desejam igualmente ser grandes
10-12: A grandeza material é uma mentira
12-16: Cada realidade sensível tem uma grandeza determinada. Toda a matéria se torna então grande
16-21: O poder da forma determina a matéria
21-37: As qualidades sensíveis são ilusões, homônimas como os inteligíveis. A matéria é e não é grande


17. Tampoco podemos, decir que la materia sea la magnitud misma. Porque la magnitud es una forma y no un receptáculo. La magnitud se da en sí misma, por lo cual la materia no puede ser la magnitud. Mas, como la forma que yace en la inteligencia o en el alma quiere ser realmente grande, concede a los seres que quieren imitarla, y cuyo deseo y movimiento se dirigen hacia ella, que impriman su carácter propio sobre algo que es diferente. La magnitud, siguiendo el avance de la representación, corre también hacia la forma y hace correr consigo a lo que en la materia carece de magnitud; pero, al prolongar la materia, la hace que parezca grande, aunque no esté verdaderamente llena. Porque se trata de una falsa magnitud, ya que el ser grande no corresponde a la materia. Si ésta se prolonga, lo hará así por marchar paralela a la magnitud.

Todos los seres producen un reflejo sobre las otras cosas o sobre algo distinto a ellos. Cada uno de los seres es grande por sí mismo y su totalidad también lo es. Se da, pues, la coexistencia de la magnitud de cada razón, como por ejemplo la del caballo o de otro animal cualquiera, y la de la magnitud en sí. La reflexión del ser en su totalidad se hace grande por recibir la luz de la magnitud en sí, pero cada parte de ella tiene también cierta magnitud. Todas estas partes se aparecen a la vez como salidas de la forma total, en la que se incluye la magnitud, y de cada forma particular. Como ordenada a todo y a todas las cosas, la materia se ve forzada a ser en esta forma y con la masa que le dio la potencia por la que, sin ser nada, lo es todo. Porque así como el color que se aparece ante nosotros ha surgido de lo que no es color, así también la cualidad ha nacido de lo que no es cualidad, atribuyéndose aquí las causas, por homonimia, a los efectos. La magnitud, en este sentido, viene de lo que no es magnitud, o de lo que lo es por homonimia, pues las magnitudes están colocadas entre la materia y la forma. Digamos que se aparecen como provenientes de lo Inteligible, pero son algo engañoso, porque realmente no es aquello en lo que ellas aparecen. Cada cosa adquiere una magnitud, atraída como está por la fuerza de los modelos que en ella se reflejan y ocupan un lugar; y es atraída en todas direcciones, pero no violentamente, ya que es el universo la fuerza de atracción. Es él quien atrae todas las cosas, de acuerdo con su propia potencia, que recibe de lo inteligible. Y lo que hace grande a la materia -cosa verdaderamente aparente y que hay que atribuir a la imaginación-, esto mismo es algo imaginario, a saber, la magnitud de las cosas de aquí. La materia, con la que se ve forzada a coexistir la magnitud, se presenta toda ella a la vez y en todas partes. Porque es la materia de algo determinado, aunque ella misma no lo sea; y lo que no es determinado por sí mismo, puede llegar a ser, por medio de otro, lo contrario de lo que es, bien que no lo sea luego de haberse convertido en su contrario; porque, en otro caso, permanecería ya estático.