Excertos de García Bazán, “NEOPLATONISMO Y VEDANTA”
Como lo hemos ido anticipando Plotino ha reservado un momento especial de su actividad de profesor y maestro de filosofía, para consagrarse con exclusividad al examen y desarrollo del problema de la materia. Los resultados de aquel esfuerzo de indagación y de la correspondiente enseñanza se encuentran registrados en Enéada II, 4, que cubre la totalidad de la responsabilidad docente del filósofo neoplatónico durante el curso de los anos 260/261, y en ella, Plotino perfila con claridad y sistematiza pedagógicamente cuando tenía en su pensamiento desde hacía varios años, sin apenas introducir modificaciones.
La materia, por consiguiente, es el objeto de estudio del que se ocupa Enéada II, 4; nada de extraño, por lo tanto, tiene que el filósofo griego considere unitariamente el tema de su interés, por más que, en realidad, su objeto formal se le revele con una duplicidad de funciones. Está de acuerdo también con lo dicho, ya en el comienzo del tratado, el hecho de que Plotino acepte como opinión filosófica general, que la materia puede caracterizarse como “sustrato” y “receptáculo”1. Efectivamente, es la materia la que en el mundo espiritual y en el sensible, cumpliendo una idéntica función de fondo y receptáculo de la forma, se manifiesta como una de las caras que permite la generación de los seres, sólo que siendo éste el instante elegido para la dilucidación de la naturaleza de tal elemento de los compuestos y sosteniendo Plotino con cierta rama de la tradición platónica, que ella, en tanto que principio de distinción, está presente tanto en el Espritu como en el mundo sensible2, registrará de antemano ambos términos como algo provisional, como meras denominaciones genéricas que ocultan interpretaciones diversas y que son reflejos de concepciones (la estoica3 y la aristotélica4), que no sólo fallan al caracterizar su naturaleza propia, sino que al mismo tiempo con esta noción, ocultan su funcionamiento propio y hasta la extensión del campo de su presencia. Por todo ello el maestro replanteará el problema con mayor amplitud, teniendo en cuenta la posibilidad de la existencia del principio material en el Espíritu, sobre qué es lo que subyace, sobre cómo recibe en sí lo ajeno y sobre la calidad de los objetos que recibe (ya que hay compuestos pertenecientes a nuestro mundo, pero también al del Espíritu). Por lo tanto, el examen de Plotino deberá, por necesidad, abrazar los dos momentos de la materia: el espiritual (capítulo 3 a 5 fundamentalmente) y el sensible (capítulos 6 a 16 en general). De acuerdo con este concepto general, nos inclinaríamos a aceptar que el objetivo perseguido por Plotino en esta lección y el tema en ella desarrollado, se encuentra mejor expresado por el título de los manuscritos eneádicos: Sobre la materia, que por V.P. IV y XXIY -. Sobre las dos materias, que sin ser incorrecto es más explicativo y, por ello, también más escolar5.
Según lo hemos ido mostrando en las páginas anteriores. La expresión he non hyle en Enn. V, 1 (10), 3, 23, como hemos visto y contra Bréhier (Ennéades V, p. 19, n. 1.) no se refiere técnicamente a la materia en el espíritu, sino al Alma como receptáculo. ↩
Ver ya Enn. IV, 7 (2), 8, 12 a 16 y 28 y lo dicho en la anterior nota 13 también en relación con este mismo tratado. Puede verse A. Graeser, Plotinus and the Stoics, p. 62 y antes Bouillet II, p. 108, n. 1, y Bréhier, Harder y Armstrong, comentarios ad locum. ↩
4» Aunque Aristóteles utiliza la expresión hyle noeté (ree. Int.) ella sólo es más amplia que las aistheté, topiké, etc. y puede considerarse como equivalente a la extensión (cfr. Met., 1036 a 7 y ss. y 1042 a 25 – 1042 b 5, con los comentarios de Tricot, I, p. 408 y II, ps. 455 a 457, ver también Rosa, Met. II, ps. 199 y 200). Plotino rechaza especialmente que la materia sea extensión, ver en este mismo tratado cap. 4, 11. Por el contrario, el Estagi-rita elimina toda posibilidad de la existencia de la materia en las formas. La expresión “algunos de entre ellos” incluida en las líneas 14 a 18, se refiere, por lo tanto, sólo a platónicos. Así lo advirtió ya Armstrong, Plotinus II, p. 108, nota 1. ↩
Cfr. Bouillet I, p. 193 y Henry-Schwyzer I, p. 184. Creemos de este modo que la impasse de Plotins Schriften, Band Ib, Anmerkungen, p. 518, puede superarse. En desacuerdo con Armstrong, Plotinus II, p. 104, consideramos que Enn. I, 8, 15, 2, bien que no sea un título, confirma el pensamiento genuino de Plotino. ↩