Tomada esta resolución, nos pusimos en marcha. Una vez que llegamos ante la puerta principal, nos detuvimos a discutir una cuestión que habíamos venido tratando por el camino; y para no dejarla inconclusa, sino zanjarla antes de entrar, nos paramos a discutir, hasta que nos pusimos de acuerdo. Me parece que el portero, un eunuco, nos oyó; y es muy probable que, a causa de la multitud de sofistas, estuviese malhumorado con los que llegaban a la casa; así es que, una vez que llamamos a la puerta, nos abrió y dijo al vernos: «¡Vaya!, más sofistas. No se puede pasar». Y agarrando la puerta con ambas manos, la cerró de golpe. Nosotros llamamos de nuevo y él, con la puerta cerrada, nos respondió: «¿No habéis oído que no se puede pasar?». «Buen hombre –repuse yo–, no venimos a ver a Calias ni somos sofistas; no tengas cuidado; es a Protágoras a quien buscamos y queremos ver. Anúncianos, pues». A regañadientes, por fin, nos abrió la puerta.
Cena e personagens da comédia
- Crítica dos poetas
- Epílogo
- Intervenção de Hipias
- Intervenção de Prodicos
- Intervenções de Alcibíades e de Crítias
- Jowett: PROTAGORAS
- Jowett: Protagoras 309a-310a — Prólogo
- Jowett: Protágoras 310a-311b: Relato de Sócrates
- Jowett: Protágoras 311b-314c: O que é a profissão de sofista?
- Jowett: Protágoras 314c-317d: Cena e personagens da comédia