Tomada esta resolución, nos pusimos en marcha. Una vez que llegamos ante la puerta principal, nos detuvimos a discutir una cuestión que habíamos venido tratando por el camino; y para no dejarla inconclusa, sino zanjarla antes de entrar, nos paramos a discutir, hasta que nos pusimos de acuerdo. Me parece que el portero, un eunuco, nos oyó; y es muy probable que, a causa de la multitud de sofistas, estuviese malhumorado con los que llegaban a la casa; así es que, una vez que llamamos a la puerta, nos abrió y dijo al vernos: «¡Vaya!, más sofistas. No se puede pasar». Y agarrando la puerta con ambas manos, la cerró de golpe. Nosotros llamamos de nuevo y él, con la puerta cerrada, nos respondió: «¿No habéis oído que no se puede pasar?». «Buen hombre –repuse yo–, no venimos a ver a Calias ni somos sofistas; no tengas cuidado; es a Protágoras a quien buscamos y queremos ver. Anúncianos, pues». A regañadientes, por fin, nos abrió la puerta.
Cena e personagens da comédia
- Protagoras 326e-328d — Sofística como fator de progresso da moral
- Protagoras 328d-334c — Réplica de Sócrates
- Protagoras 329d-330e — A virtude é una?
- Protagoras 330e-332a — Distinção das virtudes
- Protagoras 332a-333d — A noção de contrariedade
- Protagoras 333d-334c — Sabedoria e Justiça
- Protagoras 334c-347b — Intermezzo
- Protagoras 336d-337c — Apartes
- Protagoras 337c-338b — Hípias
- Protagoras 338b-338e — Sócrates respondendo