Enéada III, 2, 18 — As almas não são todas iguais

18- Las almas son, pues, buenas y malas y por motivos diferentes; unas lo son así ya desde un principio y no coinciden con las restantes. Porque ellas mismas constituyen partes desiguales con respecto a la razón, dado que las almas se mantienen separadas. Hemos de pensar a tal fin que existen almas de segundo y tercer grado y que un alma no actúa siempre por las mismas partes. Pero volvamos de nuevo a la cuestión y, como el tema exige todavía muchas aclaraciones para su perfecta comprensión, digamos: no conviene que entren en la representación actores que reciten otro texto distinto al del poeta, cual si, pretextando que el drama está incompleto, hubiesen de completar lo que le falta y llenar las lagunas dejadas por el poeta. Esto equivaldría a que el poeta contase con actores que no son tales, sino meros sustitutos suyos, pero sustitutos que saben de antemano lo que deben decir, para suplir lo que no se ha dicho y hacer posible de esta manera la continuación del drama. Porque en el universo todo lo que se sigue y es consecuencia de las malas acciones constituye la razón misma y está de acuerdo con la razón. Así, por ejemplo, de un adulterio pueden nacer hijos naturales que lleguen tal vez a hombres esclarecidos; lo mismo que de una deportación de prisioneros de guerra pueden surgir ciudades mejores que las que han sido saqueadas por hombres perversos.

No es lógico, pues, que entren las almas en escena, haciendo unas el mal y otras el bien; porque así privamos a la razón de hacer el bien sólo por evitarle la paternidad del mal. Mas, ¿qué impide que el bien y su contrario sean en el universo partes de la razón, lo mismo que las acciones de los actores son en la escena partes del drama? En el drama del universo cada uno de los actores se atiene tanto más a la razón cuanto más completo está el drama y todo en él depende de la razón. ¿Para qué entonces realizar el mal? Digamos que todas las almas, incluso las divinas, no son otra cosa en el universo que partes de la razón. Todas las razones son verdaderamente almas; ¿por qué entonces una de ellas iban a ser almas y las otras, en cambio, razones, si toda la razón es realmente un alma?