Categoria: Enéada-III-2

5. Si, pues, es posible a las almas alcanzar la felicidad en este mundo, no atribuiremos su desgracia al lugar en que ellas viven, sino a su incapacidad de afrontar con éxito este combate, en el que se nos ofrecen los premios de la virtud. ¿Tiene algo de extraño el no poseer la vida divina,…

4. No nos admiremos de que el fuego sea apagado por el agua, o de que cualquier otra cosa sea destruida por el fuego. Alguna otra cosa trajo al fuego a la existencia y, como no se ha producido por sí mismo, algo también que no es él le destruye. El fuego vino a la…

3. No procedería muy justamente quien abominase de este mundo como si se tratase de algo que no es bello ni perfecto, entre los seres corpóreos. Ni estaría bien acusar a quien le dio el ser, porque su existencia es, ante todo, producto de la necesidad y no de una acción reflexiva. El ser superior…

2. De ese mundo verdadero y uno obtiene su existencia este mundo nuestro que no es verdaderamente uno; que es múltiple, añadiremos, y se halla repartido en muchas partes, distantes y extrañas entre sí, en las cuales ya no reina la amistad, sino también el odio, por la misma separación e insuficiencia de cada parte…

1. El atribuir a un hecho casual y fortuito la existencia y la ordenación del mundo es algo verdaderamente absurdo y propio de un hombre incapaz de pensar y de percibir. Ello es claro antes de todo razonamiento y serían suficientes para probarlo razones que estuviesen bien fundadas. ¿Cuál es, sin embargo, el modo como…