Enéada III, 6, 11 — Em que sentido a matéria má, participa do Bem.

Traduções em Tratado-26

Capítulo 11: Em que sentido a matéria má, participa do Bem.
1-5: Citação do Timeu 50c, Platão nos convida a meditar a presença das Formas na matéria
5-18: As imitações das Formas que estão na matéria se afetam entre elas sem afetar a matéria. A questão não tanto aquela da vinda das Formas na matéria quanto de sua presença
18-29: Exame do caso da feiura que é embelecida. A matéria não pode receber a beleza. Conclusão provisória: ela não participa ao bem
29-44: Deve-se estabelecer a seu respeito um modo original de participação que não afeta em nada seu estatuto (ser o não-ser)
45: Conclusão: o bem não afeta a luz que é totalmente impassível


11. Ello explica que Platón pensase así y razonase debidamente cuando decía: “Lo que entra y sale en la materia son imitaciones de los seres”1. Entrar y salir no, es decir palabras vanas; (Platón) querría que las comprendiésemos considerando el modo de participación (de la materia en las ideas). La dificultad que esto presenta no es precisamente la que sospecharon la mayoría de nuestros predecesores, esto es: ¿cómo llegan las ideas a la materia? Mejor deberá decirse: ¿cómo están las ideas en la materia? Porque parece realmente extraordinario que la materia permanezca impasible cuando hay formas presentes en ella, y mientras que las formas que aquí entran sufren acciones recíprocas. Las mismas formas que entran en la materia expulsan de ella a las formas anteriores; y así, la pasión se da en un compuesto, pero no en un compuesto cualquiera, sino en aquel que necesita de la presencia de una cosa, cuya ausencia implicaría una disposición defectuosa y cuya presencia lo completaría. Para la materia, sin embargo, no hay ganancia alguna con la adición de una forma; porque no es esto lo que la hace ser, ni nada pierde con la marcha de la forma. La materia es siempre lo que era desde un principio.

En cuanto a los seres que tienen necesidad de orden y de organización, podrían recibir aquél sin alteración, como algo procedente de fuera. Ahora bien, si se trata de un orden connatural al ser, este ser deberá sufrir una alteración: primero, por ejemplo, será feo, luego cambiará y, una vez recibido el orden, de feo pasará a ser hermoso. Mas he aquí que si la materia era fea y se convierte en hermosa, no es ya lo que era antes en su estado de fealdad; y, del mismo modo, al recibir el orden perdería su carácter de materia, especialmente si nó es fea por accidente. Si fuese fea en el sentido de la fealdad misma, es claro que no participaría en el orden; y si fuese mala en el sentido del mal mismo, no podría participar en el bien. De manera que la participación de la materia en las formas no es una especie de sufrimiento, sino otra cosa que se le parece. Tal vez se resuelva la dificultad de esta manera: ¿cómo la materia, siendo mala, podría desear el bien, sin la pérdida de su ser por esta participación? Pues si la participación de que aquí se habla es de tal naturaleza que la materia permanece sin alteración, como decimos, y sigue siendo siempre lo que es, no resulta sorprendente que, aun siendo mala, participe (en el bien). La materia no sale de sí misma, pero como, necesariamente, ha de participar (en el bien) de alguna manera, participa en efecto en tanto que es2. Conservándose tal cual es gracias a este modo de participación, no sufre daño en su ser de parte de la forma y no es por rilo menos mala, porque sigue siendo siempre lo que ya es. Tratándose de una participación real y de una alteración también real por parte del bien, no cabría hablar de una naturaleza material mala. De manera que si se dice que la materia es mala, lo cual es de todo punto verdadero, se dice igualmente que no sufre la acción del bien; y esto es lo mismo que afirmar que es absolutamente impasible.


  1. Cita ya recogida del Timeo, 50 c. 

  2. Se repite de nuevo la fórmula del Timeo, 50 b.