Enéada III, 6, 16 — A matéria e a dimensão: o problema da grandeza

Traduções em Tratado-26

Capítulo 16: A matéria e a dimensão: o problema da grandeza
1-5: A razão formal dá uma tamanho à matéria, por ela mesma inesperada
5-8: A matéria não guarda nada da grandeza dos corpos que nela vêm
8-15: Resposta a uma objeção: a matéria nada pode devir
15-20: A matéria tem o tamanho do universo sem que isso o afete
21-24: Diferença dos seres que experienciam e daqueles que não experienciam
24-32: A matéria participa à grandeza, como às outras qualidades, sem aí participar


16. Una cierta razón que viene a ella le da la extensión que quiere y hace así, por sí misma, la materia grande, rodeándola de una magnitud que la materia no tenía, Con ello, la materia no se hace grande por sí misma, sino que la magnitud se instala en ella. Si se suprimiese de ella esta forma, el sustrato material no tendría magnitud ni se aparecería como grande. Si, por ejemplo, el ser dotado de magnitud es un hombre o un caballo, y si, con ía forma del caballo, su magnitud ha venido a la materia, una vez desaparecido el caballo desaparece con él su magnitud. Al que dijese que el caballo está hecho de una cierta masa y de una determinada magnitud, que sigue subsistiendo después de él, responderíamos que lo que ahora subsiste no es la magnitud del caballo, sino la magnitud de la masa. Si esta masa es fuego o tierra, digamos que su magnitud desaparece una vez desaparecido eí fuego, cosa que también acontece con la tierra. No posee, pues, ni la forma ni ía magnitud; o ninguna otra cosa podrá venir del fuego, sino que permanecerá siendo sin hacerse fuego.

La materia tiene ahora tal magnitud que parece igualar a la del universo. Pero si el cielo y todo lo que hay en él dejasen de existir, toda su magnitud se iría entonces con ellos, al igual que las otras cualidades de la materia; y ésta, naturalmente, retendría lo que ella es, sin conservar, en cambio, ninguna de las cosas que antes poseía. Sin embargo, los objetos que experimentan alguna cosa con la pi’csencía de otros, incluso desaparecidos éstos, conservan algo de lo que recibieron. Aunque no ocurre así con todos los objetos, como, por ejemplo, con el aire iluminado, que no conserva nada cuando la luz desaparece.

Hay motivos para admirarse de que la materia sea grande sin poseer la magnitud, o cálida sin poseer el calor. Y es que el ser de la magnitud no es el mismo que el de la materia, ya que la magnitud es, como la forma, inmaterial. Si conservamos la materia, será ella todas las cosas por participación, y una de estas cosas la magnitud. En los cuerpos compuestos se da la magnitud junto con las otras propiedades; pero no es algo determinado, puesto que la magnitud asienta en la razón de un cuerpo. En la materia no se da lo indeterminado, puesto que la materia no es un cuerpo.