Enéada III, 6, 8 — Em diálogo com Aristóteles: uma realidade não sofre a não ser de seu contrário

Traduções em Tratado-26

Capítulo 8: Em diálogo com Aristóteles: uma realidade não sofre a não ser de seu contrário
1-3: Retomada do princípio aristotélico, a afeição supões a contrariedade no interior de um gênero
3-9: Exemplo do quente e do frio, do seco e do úmido. Caso mais particular do fogo
9-12: A alteração conduz à destruição. Indestrutível, a matéria é também inalterável
12-20: As qualidades sensíveis se afetam mutuamente. A questão da presença das qualidades “na” matéria resta a precisar


8. De una manera general, el ser que sufre debe contar con potencias y cualidades opuestas a las de las cosas que se introducen en él para hacerle sufrir. Así, para el calor que hay en un ser la alteración viene dada por algo que lo enfría, lo mismo que para la humedad por un objeto que lo deseca, Decimos que un sujeto sufre una alteración cuando de cálido pasa a frío o de seco pasa a húmedo. Eso testimonia la llamada corrupción del fuego, por su cambio en otro elemento. Decimos que es el fuego el que se corrompe y no la materia, de modo que hay pasividad allí donde se da la corrupción; un camino hacia ella lo ofrece precisamente la recepción de la pasión, porque la corrupción alcanza a todo sujeto que sufre pasiones.

La materia, ciertamente, no puede ser destruida, porque entonces, ¿en qué y cómo se cambiaría? Recibiendo como recibe tanto el calor como el frío y otras infinitas cualidades que se apoderan de ella y le son connaturales, mezclándose en tal sentido unas con otras, porque realmente no están separadas, ¿cómo no ha de sufrir la materia, si se encuentra en medio de unas cualidades que también sufren, por la acción recíproca que ejercen las unas sobre las otras a consecuencia de la mezcla? De otro modo, habría que situar la materia fuera de estas cualidades; mas, si una cualidad se da en un sujeto, no puede pertenecer a él sin darle algo de sí misma.