Enéada IV, 4, 14 — Zeus enquanto alma do mundo (5)

14. En cuanto a los cuerpos que decimos engendrados por la naturaleza, los elementos son la misma naturaleza. Pero, en cuanto a los animales y a las plantas, ¿podríamos afirmar que poseen la naturaleza como si estuviese depositada en ellos? Comparemos a la naturaleza con una luz de la que el aire nada conserva cuando ella se va, ya que la luz y el aire son dos cosas distintas y separadas que no alcanzan a mezclarse. Y apurando la comparación podríamos añadir que la naturaleza es como el fuego, que deja un cierto calor en el objeto que ha calentado, una vez que ha desaparecido; no obstante, ese calor es distinto al calor del fuego, puesto que es algo que experimenta el objeto calentado. La forma que da la naturaleza al objeto que ella modela debe ser considerada como algo diferente a la naturaleza misma. Con todo, habrá que buscar todavía si existe algo intermedio entre esta forma y la naturaleza.

En cuanto a la diferencia entre la naturaleza y la sabiduría que se encuentra en el universo, ya nos hemos referido a ella.