Enéada V, 1, 3: O Intelecto engendra a Alma e lhe é ao mesmo tempo superior e anterior

Capítulo 3: A unidade verdadeira, o Uno, é o princípio que precede todas as coisas e do qual derivam todas as coisas.
1-14. É difícil falar do Uno, o princípio da unidade, e de conhecê-lo; isto exige, para as almas, uma longa subida a seu princípio.
14-33. Para realizar a contemplação do Uno, é preciso se dispor no Intelecto puro e “se tornar uno”.
33-45. O Uno é mais puro e mais simples que o Intelecto; é portanto além do Intelecto, das formas e daquilo que é, não tem forma, nem mesmo é; nenhuma atributo dele se pode predicar.
45-54. Se o Uno tivesse um ou mais atributos, não seria nem “simples”, nem “uno”; eis porque nada lhe convém, nem conhecimento, nem discurso, nem linguagem; quando dele falamos, só fazemos expressar o que dele recebemos.


3. Tal es el preciado y divino objeto que constituye el alma. Con su valiosa ayuda buscarás a Dios y te acercarás a él; pues, no está tan lejos como para que no puedas alcanzarlo, ni son muchos, tampoco, los seres intermedios. Considera, pues, como la parte más divina de esta alma divina aquella que se halla más próxima al ser superior con el cual y por el cual se explica el alma. Porque aun siendo tal como la ha mostrado nuestro razonamiento, es realmente una cierta imagen de la Inteligencia. Y así como el discurso expresado por la palabra es la imagen del verbo interior del alma, así también ella es la expresión de la Inteligencia y la plena actividad por la cual, la Inteligencia produce la vida para que subsistan los demás seres. No de otro modo que en el fuego se da el calor que es propio de él y, asimismo, el calor que proporciona a las otras cosas.

Conviene considerar el alma que se encuentra en la Inteligencia como algo que no fluye, sino que permanece, en tanto diremos de la otra alma que tiene existencia propia. El alma, pues, que proviene de la Inteligencia, es un alma intelectual cuya inteligencia se manifiesta en los razonamientos y cuya perfección le viene de allí mismo, de ese padre que la alimenta pero que, con todo, no la ha engendrado tan perfecta como lo es él. Su existencia le viene sin duda de la Inteligencia y su razón se encuentra en acto cuando a contempla. Porque actúa verdaderamente cuando contempla sus propios pensamientos en la inteligencia que tiene dentro de sí. Convendrá que añadamos que los únicos actos del alma son los actos intelectuales que se dan en su interior; así, todo lo que recibe de fuera resulta ser peor y una indudable pasión para el alma. He aquí que la Inteligencia la hace todavía más divina, precisamente por ser su padre y por encontrarse presente en ella. No hay entre ambas otra cosa que una diferencia de esencia, como si una, la que viene a continuación, fuese un receptáculo, y la otra, en cambio, una forma1. Al ser la materia de la Inteligencia tiene también que ser bella, inteligente y simple, como lo es la Inteligencia. Con lo que se hace manifiesto que la Inteligencia es superior al alma de que tratamos.


  1. Dice Aristóteles en el libro III, capítulo 5, de su tratado Del alma que en toda clase de objetos de la naturaleza existe algo que es su materia, es decir, algo que es potencialmente todos los individuos, y algo que es su causa o su agente, con lo cual se hacen todas las cosas. “Estos distintos elementos -afirma Aristóteles– deben hallarse también presentes en el alma”.