Enéada V, 6, 1 — O pensamento na alma e o pensamento no Intelecto

1. Es posible pensar otra cosa, y es posible también pensarse a sí mismo, lo que hace en mayor grado escapar a la dualidad. En el primer caso, se querría igualmente pensarse a sí mismo, pero ello es menos posible. Se posee lo que ve, pero como algo diferente de sí. El ser que se ve a sí mismo no se encuentra separado de su esencia, sino que, por estar unido a sí mismo, se ve también a sí mismo. Ambos forman un solo y mismo ser. Este ser piensa con mayor razón, porque posee lo que piensa, y, a la vez, piensa primitivamente, porque conviene que el ser que piensa y sea uno sea igualmente dos. Si no fuese uno, el ser pensante sería diferente del ser pensado; no sería ya el ser pensante primitivo, puesto que recibiría su pensamiento de otro ser, con lo que el ser que piensa no le pertenecería como algo propio y no sería, por tanto, él mismo. Y, si le perteneciese como algo propio y fuese él mismo, para realzar así su pensamiento, ambos compondrían un solo ser. Conviene, por tanto, que el ser pensante y el ser pensado sean una sola y misma cosa. Por otra parte, si este ser fuese uno y no dos, no tendría realmente en qué pensar y no sería ya un ser pensante. Debe, pues, ser a la vez simple y no simple.

Mejor será, sin embargo, para comprender esto mismo, partir del alma y remontarnos hacia arriba. Porque, entonces, dividiríamos fácilmente el ser y advertiríamos también fácilmente la dualidad. Supongamos, en tal sentido, una doble luz, con el alma situada en un lugar inferior y el objeto inteligible de ella en una región mucho más pura; supongamos de inmediato que la luz que ve es igual a la luz que es vista. Es claro, entonces, que no podremos separarlas ni marcar diferencia entre ellas, con lo cual tendremos que afirmar que las dos luces son una sola luz. Se da, no obstante, el acto de pensar, porque existen dos luces, aunque a visión nos ofrezca solamente una de ellas. Así hemos de aprehender el ser pensante y el ser pensado. Habremos hecho con nuestro razonamiento que los dos seres se conviertan en uno, pero inversamente, de ese ser uno saldrá la dualidad, porque piensa precisamente desdoblándose, y mejor aún, es dos porque piensa, y es uno porque se piensa a sí mismo.