Enéada V, 8, 12 — Porque Zeus não foi devorado seu pai Chronos

12. Ya queda dicho, pues, cómo puede ser diferente a lo que ve y cómo puede ser idéntico. Ve, que es lo esencial, sea otro o sea él mismo. Pero, en definitiva, ¿qué es lo que da a conocer? (Nos anuncia) que ve un dios que produce un hijo hermoso y que engendra todas las cosas en sí mismo, libre de los sufrimientos del parto. Porque, complaciéndose en lo que engendra y gozando de sus propios hijos, vivamente junto a sí, acogiendo con sumo placer esplendor propio como el de ellos. Mas, en tanto los otros seres hermosos, y ciertamente los más hermosos, permanecen en su interior, uno solo de estos hijos se hace manifiesto hacia afuera. Por él, que es también el último de los hijos, puede verse como en una imagen la grandeza del padre e igualmente, la de los hermanos que siguieron al lado del padre. No afirma, pues, vanamente que proviene del padre, porque existe otro mundo distinto a él, que disfruta de la belleza y que es como una imagen de ella, a la cual no está permitido, como tal imagen bella, que no sea la imagen de la belleza y del ser. Por todas partes imita a su modelo: posee la vida y tiene como una imagen del ser y una belleza que le viene del mundo inteligible. Posee también la eternidad, como imagen suya que es, porque ¿podría ocurrir que tuviese unas veces su imagen y otras no, si no se trata aquí una imagen producida por el arte? Toda imagen que existe naturaleza tiene tanta permanencia como su modelo. Por no están en lo cierto los que creen en la destrucción del mundo, mientras exista el mundo inteligible, y los que dicen que aquél se produce por la deliberación de su creador. No quieren comprender ciertamente el modo de ser de esta creación, ni saben tampoco que, en tanto lo bello otorgue su luz, todas las demás cosas no pueden faltar, ya que éstas existen desde que lo bello existe. Pero él era siempre y será siempre, palabras de las que debemos hacer buen uso, si queremos necesariamente expresar su eternidad.