5. Todas las cosas que nacen, sean obras del arte o de la naturaleza, han sido producidas por una sabiduría y es siempre esta sabiduría la que juzga necesaria su producción. Si, pues, alguien es capaz de producir de conformidad con la sabiduría, detengámonos en estas artes. El artesano, por lo pronto, se eleva con frecuencia a la sabiduría natural, según la cual se producen las cosas; pero esta sabiduría no es una suma de teoremas, sino que es algo total y uno, no, ciertamente, porque esté compuesta de varias cosas a las que reduce a la unidad, sino más bien porque partiendo de la unidad se diversifica en una pluralidad. Basta con lo dicho, si se considera esta sabiduría como la primera; porque entonces ni proviene de otra cosa ni está tampoco “en otro objeto”. Si se afirma que constituye una razón en la naturaleza y que la naturaleza es su principio, tendremos que preguntarnos de dónde lo recibe; si, por ejemplo, de otra cosa, ¿cuál es esta cosa?; si, en cambio, lo recibe de sí misma, detengámonos en ella. Pero si hemos de remontarnos a la Inteligencia, conviene que veamos entonces si la Inteligencia engendró esta sabiduría. Porque, si lo ha hecho, ¿de dónde la ha engendrado? De sí misma sería realmente imposible, a menos que ya fuese sabiduría. Por consiguiente, la verdadera sabiduría es el ser y el ser verdadero es la sabiduría. El valor del ser está ligado íntimamente a la sabiduría y, puesto que proviene de la sabiduría, es el ser verdadero. Por ello, todos esos seres que no poseen la sabiduría son ciertamente seres porque existen gracias a la sabiduría, pero no son los seres verdaderos que no poseen en sí mismos la sabiduría. No hemos de pensar, pues, que en el mundo inteligible los dioses y los seres bienaventurados contemplan proposiciones; ya que todas las fórmulas de ese mundo no son otra cosa que bellas imágenes, como se representan las que hay en el alma del hombre, y no en verdad diseños de imágenes sino imágenes reales. De ahí que dijesen los antiguos que las ideas son seres y sustancias.
Enéada V, 8, 5 — O saber verdadeiro
- MacKenna: Tratado 31,2 (V,8,2) — A bem-aventurada governança do corpo
- MacKenna: Tratado 31,3 (V,8,3) — Escalada das razões formadoras até o céu inteligível
- MacKenna: Tratado 31,4 (V,8,4) — Descrição lírica da vida bem-aventurosa do Intelecto
- MacKenna: Tratado 31,5 (V,8,5) — O saber verdadeiro
- MacKenna: Tratado 31,6 (V,8,6) — A verdade é conhecida intuitivamente
- MacKenna: Tratado 31,7 (V,8,7) — Produção e totalidade
- MacKenna: Tratado 31,8 (V,8,8) — O inteligível é a beleza perfeita
- MacKenna: Tratado 31,9 (V,8,9) — Representação em imagem da potência inteligível
- Noûs: Unidade na Multiplicidade
- O artesão imita a beleza do mundo da Inteligência